CUADRO. Una de las obras en tinta china que componen la exposición de Magdalena Bachiller. / CEDIDA
Cultura

Magdalena Bachiller inaugura hoy su primera exposición individual en Sevilla

La jerezana presenta en la Galería Concha Pedrosa la muestra 'La casa desnuda', 17 cuadros de gran formato pintados en tinta china Plasma su particular visión del hogar y todo lo que encierra como símbolos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La jerezana Magdalena Bachiller inaugura hoy en la Galería Concha Pedrosa de Sevilla La casa desnuda, su primera exposición individual en la capital hispalense. En ella, la artista muestra a lo largo de 17 piezas realizadas en tinta china sobre papel (grande y pequeño formato) su particular visión del hogar, su estructura y lo que en ella se encierra: sentimientos, situaciones... «Todo como un símbolo», según ella misma se encargaba de matizar ayer a LA VOZ.

Y es que para la artista una casa, un hogar, representa algo más que un simple espacio habitable: «Es el contenedor de nuestra vida y pensamiento. Es la proyección de uno mismo. Son espacios íntimos, donde existe una gran presencia de lo cerrado frente a lo abierto. Son espacios mágicos que nos invitan tanto a la soledad, a la serenidad y al silencio, como a la alegría, al ruido y al encuentro. Son espacios fieles y respetuosos, testigos mudos de todo lo que allí acontece. Es el refugio seguro que todos pensamos creer y tener, sobre todo cuando huimos de la crudeza del mundo actual. Dentro de ella, pensamos que estamos a salvo. Son espacios de reposo y relajación, donde prima tu propio orden y tu propio ritmo frente al caos frenético del exterior».

Añade que fuera de allí, la jerezana considera que todo pasa de prisa, el mundo corre, no se sabe dónde hay que llegar. «El punto en común entre todos nosotros, una vez finalizado el día y después de tanta lucha e incertidumbre, es el de llegar a casa, refugiarnos en ella y alimentarnos del origen y la herencia que allí habitan. Pero cuando creemos tener cogido el pulso a esa compleja rutina que funciona aparentemente en calma y armonía, todo de repente se rompe, se desmorona», señala propia Magdalena Bachiller. Y concluye que «ya la vuelta a casa no es de la misma manera. Ahora dentro/fuera es lo mismo. La vulnerabilidad convive con nosotros día y noche. Lo abierto, el vacío y el vértigo hacen acto de presencia y, como consecuencia de ello, surgen huecos, orificios y espacios nuevos de luz. Laberintos de luz. Vemos nuestra casa desnuda, desposeída, tal y como es, sin más. Su intimidad abierta al público, como un escaparate. Imágenes simbólicas agolpadas en la memoria, en blanco y negro». Y es que el color brilla por su ausencia, reflejando de esta manera el tono nostálgico que desprenden unos cuadros en los que, eso sí, la luz cobra protagonismo.

Todo eso es lo que la artista pretende reflejar en las 17 obras que desde hoy y hasta el 28 de junio expone en la galería sevillana. Tal como se ha apuntado anteriormente, será la primera vez que protagonice una muestra individual en la capital hispalense, donde lleva residiendo desde hace aproximadamente once años y a la que llegó porque, según ella misma asegura, «sentía que necesitaba salir de Jerez».

Bachiller reconocía ayer estar sufriendo los lógicos nervios previos a una inauguración, aunque no es una sensación nueva para ella. Ha expuesto con anterioridad en la misma Sevilla, aunque en muestras colectivas, y también en diferentes ocasiones en Jerez y en otros puntos de la provincia.