LUCES Y SOMBRAS

Siguen las polémicas

No se ha apagado aún el eco de la polémica relacionada con el edificio de la Aduana cuando surge otra que atrae la atención de un determinado sector de la opinión pública. Me refiero al inmueble que ocupaba la antigua Escuela de Náutica, hoy desplazada a Puerto Real. Las dos polémicas tienen algo en común: parten de un proyecto de demolición. En ambos casos coge a la Junta de Andalucía con el paso cambiado porque si bien sus representantes en Cádiz asumen, en principio, las propuestas de derribo de sendos edificios, posteriormente, y a la vista de la controversia suscitada, se manifiestan con calculada ambigüedad sobre la cuestión. La decisión final parece que dependerá de nuevos informes, no sabemos si serán de origen externos -en este sentido han tenido una mala experiencia con la Aduana- o elaborados por técnicos de la administración autonómica entre los que se encuentran honestos y buenos profesionales. En cualquier caso los gestores públicos transmiten indecisión y andan un poco desorientados. De momento, según algunas opiniones y a falta de otra explicación, el asunto le ha costado el cargo a la titular de la Delegación de Cultura la Junta.

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A las dos polémicas anteriores se le une otra más reciente que guarda relación con el restaurante que se pretende levantar sobre la rotonda construida por la Dirección General de Costa en Santa María del Mar. El proyecto comprende dos plantas, es de carácter estable, ocupará 200 metros cuadrados (el PGOU vigente únicamente permite la ocupación 20 metros) del dominio público y se financiará, en parte, con cargo a los presupuestos del Ayuntamiento. La reacción de los vecinos no se hace esperar y numerosas voces se alzan en su contra. Pero como las penas compartidas son menos penas, de fuentes municipales autorizadas se alega que el PSOE sacó a concurso en 1994 un proyecto similar. Pues no, no es lo mismo, como diría Alejandro Sanz. Para empezar, el gobierno municipal de aquel año autorizó una instalación efímera, no fija, es decir, un kiosco que ocuparía como máximo 9 metros cuadrados de la rotonda. No se financia con fondos públicos y además no infringe el PGOU. A cambio, en la planta inferior, se prestarían los servicios de playa (aseos, duchas, etc.). Como se puede comprobar las diferencias entre uno y otro proyecto son más que notables.

En fin, echaba de menos polémicas como estas. Pienso que son positivas siempre que se respeten opiniones ajenas aunque no se compartan. Las polémicas y debates públicos reflejan el interés por lo que se hace o deja de hacerse en la ciudad. Se podría decir que imprimen más dinamismo a la sociedad. La desidia y la indiferencia, por el contrario, conducen a situaciones que tarde o temprano tendríamos que lamentar por no haber querido pronunciarnos a tiempo sobre aquello que como ciudadano nos interesa o nos provoca rechazo. Sería buena cosa que se prodigarancon más frecuencia. Hay motivos.