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Siria rechaza romper con Hezbolá y Hamás a cambio del Golán

Que las negociaciones indirectas de paz entre Israel y Siria, oficialmente reconocidas el miércoles, no serán fáciles y sí muy largas es un pronóstico compartido por ambas partes. Pero que además conllevarán «concesiones dolorosas» -en palabras del primer ministro hebreo, Ehud Ol- mert- y que deberán producirse en «ambos sentidos», como ayer precisó el titular de Defensa judío, Ehud Barak, parece no encajar en absoluto con la visión de Damasco.

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Apenas veinticuatro horas después del anuncio del proceso, y cuando las conversaciones propiamente dichas todavía no han comenzado, el ministro de Información sirio, Moshen Bilal, advertía ayer de que el Gobierno de Bachar al- Assad ni ha contemplado ni contempla hacer renuncias a cambio de lo que ya es suyo, en alusión a la exigencia hebrea de que Damasco rompa sus vínculos con Hamás y Hezbolá para rescatar los altos del Golán, ocupados en 1967.

«Cuando plantean esas exigencias, ponen condiciones, y el asunto de la paz, el proceso de paz no requiere condiciones previas. Esas condiciones ya fueron rechazadas, como la frase 'concesiones dolorosas', desde el momento que los sirios lo que demandan es su derecho», advertía el represen- tante sirio. Y lo hacía en respuesta también a unas declaraciones de la canciller israelí, Tzipi Livni, que ayer reiteraba la necesidad de que Da- masco «renuncie a apoyar el terrorismo si quiere que la paz prevalezca».

En una encuesta hecha pública en Israel, dos tercios de los preguntados se mostraban contrarios a la devolución de la meseta del Golán, en la que residen 18.000 colonos y 18.000 drusos cuya evacuación -valoraba el diario 'Haaretz'- llevaría entre diez y quince años.

Con todo, Olmert explicaba ayer su determinación para llevar adelante el proceso, y hacerlo de forma «paralela» al iniciado para alcanzar la paz con los palestinos.