ESPAÑA

La retirada de San Gil y de Ortega Lara convulsiona al PP

Aguirre acusa a Rajoy de gestionar «muy mal» la crisis y Aznar se muestra «profundamente disgustado» El presidente de la formación ignora el temporal e insiste en que cuenta con el respaldo de la mayoría

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La retirada de María San Gil ha sumido al Partido Popular en un estado de abatimiento y confusión total. La puntilla, además, vino de la mano del ex funcionario de prisiones secuestrado por ETA y militante del PP desde 1987, José Antonio Ortega Lara, quien ha pedido su baja en el partido. La dirección de la formación en Castilla y León no hizo públicas las razones del ya ex militante, pero a nadie se le escapa que se produce apenas unas horas después de que la presidenta del PP vasco anunciara que no se presentará a la reelección en el congreso regional de julio y deja el escaño.

Ortega Lara estuvo secuestrado por ETA en un estrecho zulo de Mondragón 532 días entre el 17 de enero de 1996 y el 1 de julio de 1997. Aunque nunca tuvo una actividad pública muy activa en el PP, formó parte de las listas electorales de ese partido para el Ayuntamiento de Burgos en 2003, candidatura que encabezó el ex ministro Juan Carlos Aparicio, y que logró la alcaldía. Ortega Lara no adquirió responsabilidades políticas porque su presencia en la candidatura fue en un puesto testimonial.

El ex funcionario de prisiones también se mostró muy crítico con el proceso de diálogo con ETA que emprendió el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y en una entrevista en 2007 afirmó que «a las víctimas del terrorismo se las insulta, se las maltrata e injuria» con ese tipo de actuaciones.

«Tragedia», clamaban los dirigentes populares al valorar la situación, si bien algunos aprovecharon para disparar por elevación contra Mariano Rajoy. Esperanza Aguirre, por ejemplo, afirmó que «se está haciendo no mal, sino muy mal» en la dirección del PP, mientras que José María Aznar declaró estar «profundamente disgustado» por la deriva de los acontecimientos en su partido. Mientras, el líder de los populares se mantuvo ajeno a estas críticas y ratificó que se presentará al congreso porque tiene el apoyo de la mayoría del partido.

San Gil habla con Rajoy

La presidenta del PP vasco volvió a hablar ayer con Rajoy. Pero fue una formalidad para informar al líder del partido de los resultados de la reunión que mantuvo con los presidentes provinciales, en la que San Gil se comprometió a intentar «conducir de la mejor manera posible» a los populares vascos hasta el congreso regional de julio y llevar a cabo «una transición ordenada y tranquila». Unas tranquilizadoras palabras que no apagaron el incendio desatado por su decisión de abandonar la dirección del partido en el País Vasco y su escaño autonómico a partir de julio.

En el orfeón de dirigentes preocupados por la situación, la voz más significativa, sin duda, fue la de Aznar, quien nada más regresar de un viaje a Perú se mostró «profundamente disgustado» tras conocer las decisiones de San Gil y Ortega Lara. Fuentes de FAES, la fundación que dirige el ex presidente del Gobierno, informaron que Aznar había enviado a ambos «mensajes manifestando su afecto y apoyo personal».

El malestar del ex mandatario se sumó al que había expresado pocas horas antes su esposa, Ana Botella, quien no dudó en reconocer que el PP atraviesa una etapa «sin duda de crisis» y reclamó a los máximos dirigentes del partido que vuelvan a «tomar el rumbo». Botella evitó decir si mantenía la confianza en el líder de la oposición, pero se declaró «triste y preocupada» por la retirada de San Gil al tiempo que lamentó que en el PP «llevamos bastante tiempo mirándonos a nosotros mismos, cuando en el país están ocurriendo cosas importantes».

Sin pelos en la lengua

Con todo, la más expeditiva en la crítica fue Esperanza Aguirre, que, rotunda y sin pelos en la lengua, afirmó que «algo se está haciendo no mal, sino muy mal en la dirección nacional del PP». En tono serio y sin las bromas habituales, señaló que la retirada de San Gil y la baja de Ortega Lara «son dos muy malas noticias». Fue el colofón a una avalancha de comentarios críticos con la forma de manejar la crisis por parte del líder opositor y su equipo.

Su vicepresidente y portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, también tiró con bala y dio por sentado que la líder del PP vasco fue «forzada» a tomar su drástica decisión, que es «un paso más en la malísima dirección» que enfiló el partido desde la derrota en las elecciones del 9 de marzo. El portavoz de Asuntos Exteriores, Gustavo de Arístegui, a su vez, apuntó que Rajoy «se está equivocando profundamente» en la gestión de la crisis, y alertó de que esta situación podría «derivar en otro tipo de crisis» más grave de índole ideológica y política.

El también diputado crítico Rafael Hernando participó de esa opinión y coincidió en que «las cosas no se están haciendo bien», y el «responsable» del desacierto es Rajoy. El parlamentario no dudó en reconocer que la situación que atraviesa el PP es «muy preocupante». Otro diputado de la vieja guardia aznarista, Eugenio Nasarre, consideró que la salida de San Gil es «una tragedia» para el PP y para su «futuro» como fuerza que aspira a gobernar. También el eurodiputado y ex líder del PP catalán Aleix Vidal-Quadras tachó de «tragedia» la retirada de la dirigente vasca y confió en que Rajoy «interprete correctamente» ese paso para que el partido vuelva a «la senda correcta».

Por su parte, el diputado del PP Juan Costa, que coordinó el programa electoral de los populares en las últimas elecciones generales, afirmó que los militantes del PP no se resignan «a renunciar a contar con las ideas» de la presidenta del PP vasco. Costa señaló que «todos» los militantes del Partido Popular piensan que el proyecto político debe de ser «integrador».

Concentración

La ola de descontento amenaza, además, con crecer. Numerosos militantes del PP de Madrid recibieron a lo largo de ayer mensajes anónimos en sus teléfonos móviles en los que se convoca a una concentración al mediodía de hoy ante la sede nacional del partido en la calle Génova en respaldo a San Gil. En ese momento, Rajoy tiene previsto celebrar allí una reunión con alcaldes para abordar la financiación municipal. La dirección del partido dijo desconocer el origen de esos mensajes y prefirió no hacer valoraciones de las repercusiones que tendría una afluencia masiva a la cita. Esta convocatoria, sin embargo, fue respondida con otra oleada de mensajes en los que se solicitaba participar en otra concentración, en el mismo sitio y a la misma hora, a favor de Rajoy.

El líder de la oposición no respondió a este vendaval de críticas y durante la presentación de la conferencia que pronunció la presidenta del PP de Castilla-La Mancha, María Dolores De Cospedal, en el Club Siglo XXI de Madrid, no hizo la menor alusión ni a la retirada de San Gil ni a la baja de Ortega Lara. Rajoy ratificó que presenta su candidatura al congreso del PP porque tiene el apoyo de la mayoría del partido «y no les voy a fallar». Mostró además «su absoluta convicción» de que va a ganar las próximas elecciones.

El presidente del PP señaló que su proyecto es el de un partido «independiente» que no esté mediatizado «por lo que otros puedan decir desde fuera». «En definitiva -remató- quiero un partido moderado de centro reformista». Animó además, a los suyos al grito de «saldremos adelante» porque el PP «no va a fallar a quienes le votaron».