CORRILLOS. Las conversaciones son frecuentes en las paradas de autobús.
Jerez

A seguir sufriendo

Muchos jerezanos comienzan la segunda cuesta del año y con todo un mes por delante tras las fiestas de la ciudad

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Los autobuses han vuelto, dicen que de momento, a su ordinario desembarco de jerezanos que suben al centro a hacer las compras. Algunos otros se van a sus barriadas de origen, cargaditos de compras y mandados.

La Vega está que echa chispas. Y en medio de todo el estruendo que corre de un lado a otro una jaculatoria: «Dios, mío. A ver cómo llegamos a final de mes».

Soledad ha bajado desde el Polígono. «Menos mal que la Feria ha cogido al final de un mes y el comienzo de otro», comenta cuando se le pregunta sobre la economía doméstica. Sin embargo, María no parece pensar lo mismo. Las dos han bajado del mismo autobús y ante la misma pregunta responde que «era la peor combinación posible porque nos ha dejado peladas en el tirón final del mes pasado y se ha comido medio presupuesto del mes actual. O sea, que ni un mes ni otro se ha salvado».

El caso es que ahora quizá se acuerdan mucho de que aquella convidada a destiempo que corrió de nuestra cuenta o cuando con demasiada alegría dijimos «tomémoslo la penúltima que esta la pago yo ». A lo peor hablamos demasiado rápido en determinadas ocasiones.

Termómetro

Los comerciantes notan a través de ese termómetro que es el cajón de la recaudación de las ventas, cómo la cosa no acaba de romper. «No hay que preocuparse. Ya llegarán tiempos mejores», dice Luis desde un puesto de carne. Soledad también se lo toma con cierto sentido del humor y sentencia que «no tener por haberlo disfrutado con gusto no es para lamentarse. Que quieres que te diga, hijo La Feria es así y siempre lo será. A mi encanta y ahora pues nada, nos apretaremos un poquito el cinturón. Las patatas fritas con huevo son muy recurrentes para meses como este». Aquí, quien no se consuela, es porque no quiere.