Cultura

Raquel Lanseros recoge el Unicaja gracias a un poemario «entrelazado de melancolía»

La poeta jerezana recibió el premio «orgullosa por su prestigio literario y emocionada por su valor sentimental»

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Raquel Lanseros (Jerez, 1973), habla, en Los ojos de la niebla, de la vida y de sus naufragios. Lo hace versificando las historias de una singular galería de personajes: una mujer enferma, un joven poeta que recuerda a su padre, una anciana que deposita flores en el borde del camino, o un hombre que mira el mundo desde la cima. Cada poema duerme «en el recuerdo, en la evocación, o en la nostalgia», según el escritor gaditano Luis García Gil.

Esa capacidad para trasladar al lector su propio pulso y su mirada sensitiva y cercana, le ha valido a Lanseros el XII Premio Unicaja de Poesía, que recogió ayer en Cádiz. «Me siento orgullosa por el prestigio literario de este galardón pero, sobre todo, por su valor sentimental, ya que mis padres se marcharon de esta tierra a León, y el Unicaja me ha parecido un emocionante guiño del destino», explicó la escritora.

La obra ganadora, que ha contado con el refrendo de un jurado de lustre -José Manuel Caballero Bonald, Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero, Manuel Alcántara, Alfonso Canales y Jesús García Sánchez-, adopta el monólogo interior como un recurso a través del cual distintas voces meditan sobre sus propios sentimientos, «que empiezan hablando de sí mismos para referirse a emociones u reflexiones universales».

García Gil, encargado de presentar a la escritora, admitió «una sana envidia» por alguien que ha publicado «en Visor un poemario que asume felizmente la tradición, pero que está igualmente dotado de una voz inconfundible». El gaditano glosó la capacidad de estos versos para «rescatar al mundo de su letargo», destacó su «voluntad de permanencia, ya que está al margen de las modas», y lo definió dentro de las obras que «firman los defensores de la poesía como algo urgente o necesario, que escriben también para los que no la leen, incluso para los que la desprecian -aunque la promocionen-, con la esperanza de que sus palabras sirvan como esas botellas que los náufragos lanzan al agua».

Raquel Lanseros, que fue muy breve en su intervención porque «lo último que se le perdona a alguien que sube a un atril es que aburra», reconoció que todavía estaba «estableciendo una primera relación afectiva con el libro», y leyó tres poemas «para volver a familiarizarme con ellos».

Los ojos de la niebla se ha impuesto a diez finalistas, seleccionado entre un total de 231 propuestas de todo el mundo. dperez@lavozdigital.es