MARCHA. Seguidores de Hamás se manifiestan cerca del paso de Rafah para exigir a Egipto la apertura de la frontera con Gaza. / REUTERS
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Los conservadores mantendrán el control de la Asamblea iraní tras la segunda vuelta

Ahmadineyad saluda la alta participación y pide que la cámara busque la «unanimidad»

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Los iraníes acudieron ayer a las urnas para participar en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias que decidirán quién ocupará los 82 escaños que quedaron vacantes tras la primera jornada electoral del pasado 14 de marzo. Se presume que el resultado no tendrá ningún impacto sobre el control de la Asamblea por parte de los conservadores.

El director de la plataforma central para la supervisión electoral, Mohamad Hosein Musapur, afirmó que el índice de participación había sido un 9% más que el de la primera vuelta, que superó el 60%. «Según los informes recibidos, la concurrencia a las urnas ha sido fervorosa», dijo Musapur, citado por la agencia semioficial Mehr. Sin embargo, las declaraciones de Musapur y la imagen dada por los medios oficiales contrastaron con las palabras del ministro del Interior, Mustafa Purmohamadi. El dirigente islámico compareció para explicar una decisión postrera que prolongaba dos horas más el horario de los colegios electorales. «El pueblo ha demostrado que no tiene mucho interés en ir a las urnas durante las primeras horas del día», justificó.

El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenéi, fue el primero en depositar su voto y en hacer hincapié en la importancia de la segunda vuelta electoral. Por su parte, el presidente Mahmud Ahmadineyad destacó la relevancia del Parlamento y de los diputados para «crear un ambiente de unanimidad nacional».

Según el Ministerio de Interior, que ha anunciado que es probable que los resultados se difundan mañana, no se produjeron incidentes de importancia durante la jornada. Al parecer, la principal razón por la que los electores han vuelto a ser llamados a las urnas fue que que conservadores y reformistas no presentaron listas unitarias como en otras ocasiones.

El votante iraní tenía que elegir de entre todas las planchas el número de candidatos reservados para su circunscripción, que en el caso de Teherán son treinta. Según algunos expertos, muchos iraníes en lugar de elegir a tantos candidatos como escaños había reservados para su circunscripción, se limitaron a marcar sólo a algunos, lo que explicaría que buena parte de los aspirantes no consiguieran en la primera vuelta el número de votos suficiente para lograr un asiento en el Parlamento.