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El Foro | El país de Gulliver

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oy día una pareja española media, con salario medio y sin grandes ahorros ni herencias previas, necesita 75 años para pagar una vivienda media de 70 metros cuadrados. Esa es la conclusión del informe publicado por Facilisimo.com, que toma como esperanza de vida los 80,23 años, que ya es ser optimista tal y como está el patio, y un porcentaje del 30% de los ingresos destinado a la hipoteca. Es una radiografía media pero certera. Lo de comprar una casa es una quimera para una gran mayoría de ciudadanos. El gran negocio inmobiliario ha enriquecido a muchos y ya era hora de que reventase llevándose por delante a tanto listillo. Al crack urbanístico se suma el caos en la administración de justicia, con juzgados atascados con miles de expedientes. Las declaraciones del Juez de Madrid encargado de ejecutar las sentencias de los maltratadores son de traca. Lleva años pidiendo más recursos y recibiendo la callada por respuesta. Ha tenido que contar públicamente sus cuitas profesionales para llamar la atención. Pero además, la sacro santa Justicia española mantiene en su puesto a Jueces con trastornos mentales «porque es muy difícil echarles», deja sin ejecutar miles de sentencias, falla en la comunicación entre juzgados e incurre en graves errores, como encarcelar a alguien sin pruebas. Ese parece el caso de Rafael Ricardi, el desgraciado que pedía con su gorrilla por El Puerto y que fue encarcelado por violador. Después de 13 años, y ya casi cumplida la pena, podría demostrarse que él es inocente. Así lo piensan los investigadores, con los nuevos datos que se conocen, pero los jueces por el momento son reacios a reabrir el caso, son reacios a admitir lo que podría ser un tremendo error. Otro día, con más tiempo, trataremos de la atención sanitaria, que dista mucho de ser perfecta ¿verdad? No sé usted, pero yo tengo la sensación de que mis impuestos, que no son pocos, se utilizan mal. Los ciudadanos somos los liliputienses que alimentamos al gigante Gulliver, el Estado con su enorme e insaciable estómago. Sólo nos queda patalear y evitar el pisotón.