Editorial

Entre continuista y renovado

Manuel Chaves ha diseñado su nuevo Gobierno con la certeza de afrontar un ciclo de crisis tras un período de fuerte crecimiento, marcado por un dinamismo en su economía superior al promedio nacional y europeo. A grandes rasgos se trata de un Gabinete con más fuerza política, del que salen nombres sin apenas relieve -caso de Sebastián Cano o Luis G. Garrido- y entran otros que están llamados a tener un protagonismo creciente, como Mar Moreno en la Consejería de Obras Públicas, cartera clave citada por Chaves para animar la actividad económica, o Martín Soler. Aunque las maximalismos al caracterizar gabinetes entrañan todos los riesgos de las generalizaciones, en la composición del Consejo se adivina un envite por una gestión más firme ante esta VIII Legislatura, todavía con mayoría absoluta pero con una oposición fortalecida.

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El nuevo gabinete andaluz parece concebido emulando el Ejecutivo nacional anunciado por Zapatero una semana antes: de un lado, con dos vicepresidencias de fuerte proyección en la estructura de todo el

Consejo, un área política dirigida por Gaspar Zarrías y otra económica por José Antonio Griñán, al modo de Fernández de la Vega-Solbes; de otro lado, con una composición con mayoría de mujeres en una relación de ocho a siete. Se trata de una linealidad coherente que fortalece la identidad del partido socialista. Para ello Chaves ha conjugado la continuidad de sus figuras más sólidas -los ya citados Zarrías y Griñán, así como Francisco Vallejo o Evangelina Naranjo- y un margen amplio de renovación a pesar de las críticas de la oposición, más rutinarias que justificadas, a la falta de banquillo.