CHARLETAS GADITANAS

Hogar, dulce hogar

Cuando avanzados los años cincuenta se comenzaron las edificaciones, ya se estaba imponiendo la propiedad horizontal, y se le ponía a estos pisos dos cuartos de baño y otro de aseo, a aquello se le daba, sobre todo por los mayores, categoría de lujo. Hay que tener en cuenta que veníamos de pisos donde apenas existían estos servicios, y el que había, había que verlo. Por aquel tiempo, una mayoría vivía en las llamadas casas de vecinos, donde tan sólo existía un retrete por planta para los inquilinos de la misma. Hoy, desgraciadamente, existen éstos,. Junto con el servicio, también tienen la cocina comunitaria, igual que pasaba con el cuarto de baño.

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Por supuesto que el agua caliente sólo existía si la calentaban en una olla. Y había que bañarse en un baño de cinc, o bien irse al lavadero y hacerlo en el lebrillo. El mobiliario de estas viviendas era otro capítulo. Todavía en los que tenían piso gozaban de una cocina de carbón, cacerolas, ollas, mesa y dos o tres sillas, el platero y una fresquera. El comedor era quizás la pieza más frecuentada: allí estaba la mesa, el aparador y el trinchero, las sillas y la radio. Por supuesto el frigorífico, lavadora, lavaplatos, y todos estos electrodomésticos que hoy existen aún no los había.

En las llamadas casas de vecino, cada inquilino disponía de sala y alcoba, como se le llamaba, y allí vivían padres, hijos y, en la mayoría de los casos, hasta abuelas. Hoy, cuando veo cocinas con la Termomix, plancha vitrocerámica, lavaplatos, etcétera, me vienen a la memoria aquellas cafeteras con el colador para el café, las cacerolas de porcelana,, las hornillas de carbón, las tinajas, la falta total de ventilación... y no digamos nada de ese invento que fue la fregona. Para que después digan que hoy no se vuelve mejor.