CALLE PORVERA

Y después de la Feria, ¿qué?

Ahora que la Motorada se ha quedado en poca cosa con el blindaje de las calles de la ciudad al tráfico motero, hay que esperar que Jerez reciba este año, en materia turística, una de cal y otra de arena. Ni que decir tiene que esto no es ningún consuelo para los hosteleros, desde luego, ya que el Gran Premio es, con una diferencia abismal, el evento que más dinero deja en la ciudad, y este año, digan lo que digan las diferentes interpretaciones de los estudios, se han perdido muchos millones (de euros) para los que viven de este sector.

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Sin embargo, hay que ser optimistas y ver el vaso medio lleno, porque como dicen los agentes turísticos, si este año el tiempo no nos agua la fiesta (al menos los primeros días) como a la Feria de Abril, Jerez y su Feria se van a beneficiar de muchos factores, como la coincidencia con el puente de mayo y la fiesta de la Comunidad de Madrid, en pleno jueves y viernes y con el fin de semana por delante.

Lo que está claro es que una vez que la Santísima Trinidad (Semana Santa, Gran Premio y Feria) pasa de largo y deshoja las margaritas de la primavera, Jerez se queda para vestir santos. Y si no, que nos lo digan a los que nos quedamos aquí trabajando todo el verano, contemplando una ciudad fantasma desde la calle Porvera, que más parece un desierto que una localidad turística en versión Excelencia. Ahí sí que podrían decir mucho los hosteleros, porque encontrar un bar abierto a ciertas horas por la tarde en pleno centro en agosto, con el sol de canto, es misión imposible.