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Otros partidos, la abstención, el caos y el empate pesan en la cita

Tres formaciones menores serán decisivas en caso de un resultado ajustado

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Las elecciones italianas distan de ser sencillas. Se vota dos días, hoy y mañana, para dejar margen a los perezosos. Los colegios cierran a las 15.00 horas del lunes. Además hay comicios en ocho provincias, 426 municipios, entre ellos Roma, y en dos regiones, Sicilia y Friuli Venezia Giulia. Con 32 listas en las generales y un sistema muy complejo las papeletas son incomprensibles. Hay riesgo de votos nulos pese a las profusas explicaciones de prensa y televisión.

En el resultado final serán decisivos varios factores. Uno, la abstención, pues se espera que crezca dada la depresión colectiva de los italianos por su política. Aún así, la participación siempre es alta. En 2006, el 83%. Pero el fenómeno decisivo es un posible empate. Según los sondeos, Berlusconi puede ganar de sobra en la Cámara de Diputados pero raspado en el Senado, o incluso perder, y viceversa. Y a Veltroni le puede ocurrir igual. El Senado en Italia cuenta lo mismo que la otra cámara.

Este despropósito se debe al demencial sistema electoral aprobado por el propio Berlusconi en 2006, antes de los últimos comicios, para garantizar la ingobernabilidad, pues veía que iba a ganar Prodi. En el reparto de escaños en el Senado se dan premios de mayoría por regiones.

Escisiones

En el equilibrio de fuerzas debe verificarse el peso de tres partidos menores, surgidos por escisión de derecha e izquierda. Miden por primera vez su entidad y de ellos depende que por fin haya o no un bipolarismo en Italia. Berlusconi y Veltroni quizá deban contar con ellos, muy a su pesar.

Por la extrema derecha aparece La Destra, de Francesco Storace y la procaz Daniela Santanché, que acusa a quienes se han quedado con Berlusconi de tener «las pelotas de terciopelo». En el centro, la UDC democristiana de Pierferdinando Casini, el aliado más moderado de 'Il Cavaliere' que ahora aspira a convertirse en bisagra decisiva. El magnate le teme: «Necesito 20 senadores de diferencia».

Pero peor lo tiene Veltroni. A él se le fue todo el ala izquierda de la gran coalición de los últimos años, los comunistas y los verdes. Su apuesta es, precisamente, ir solo. Pero le pueden rebanar un 12% de apoyos. A Veltroni le interesa el voto útil, pero mucho más el de los indecisos y los italianos de centro. Ahí estará la clave de las elecciones.