Cultura

La bata gitana se pone guapa

La moda flamenca pisa fuerte en las pasarelas gracias al único vestido regional que cada año se adapta a la moda

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Eran las mujeres de tratantes. Gitanas y campesinas que acudían a la feria del ganado con humildes batas de percal. Cómodas para trajinar pero, en realidad, burdas y polvorientas. Sólo dos o tres volantes remataban su figura. Con los años, todo cambió. La bata se convirtió en traje, el viejo delantal desapareció, y los volantes tomaron vida para moverse jacarandosos en una mujer que se se sentía guapa y se movía con soltura y garbo por el Real. La primitiva verbena comercial había crecido y se convertía en la fiesta folclórica más universal de Andalucía. La Exposición de Sevilla de 1929 fue la consagración del traje de flamenca. Entonces, las clases más pudientes se rindieron ante la evidencia: el atuendo era perfecto para pisar con temple el albero.

A partir de ahí el traje de gitana no ha dejado de adaptarse a la moda, al diseño más actual. De hecho, al contrario de lo que ocurre con otros atuendos tradicionales, cuyas características más destacadas son la inmutabilidad en una época determinada -la de su nacimiento en siglos pasados- el de flamenca cambia constantemente, de acuerdo a los parámetros textiles del momento. Es más, diseñadores de culto como John Galliano o Valentino han sucumbido a su fuerza y han inspirado algunas de sus colecciones en el volante y el vivo color andaluz.

Fueron minifalderos en los sesenta, con estampados pop en los setenta, reivindicativo en los ochenta, copleros con mantón, y cada vez más estrechos. Ahora, como se confirmó en la pasada edición del Salón de la Moda Flamenca de Sevilla (Simof), los hay para todos los gustos.

Cuando la Feria de Sevilla echa el telón con un sabor pasado por agua, llega la fiesta a la provincia. Tras calentar motores en Vejer, la de El Puerto abrirá boca a finales de este mes y dará el relevo, primero a la de Jerez y después a todos los municipios de la zona. Sobre el albero se verán cientos de trajes que llenarán de color abril y mayo.

Un diseño que arrasa

«Cada vez se viste más gente», comentan en la tienda de moda flamenca Zacatín de El Puerto. Allí llevan apartando trajes desde enero. «La que quiere lucir no mira nada», justifica el hecho de que la crisis económica les haya afectado en menor medida. Según indican, este año la influencia de la moda actual se volverá a notar mucho en los diseños. De esta forma, volverá fuerte el talle bajo, muy ajustado hasta los pies, que ha desbancado -por el momento- aquel traje con vuelo can-cán de los 90 cuyos volantes arrancaban en la cintura.

En cuanto a las mangas, hay unanimidad. Se lleva la manga larga. Hasta el codo o la muñeca con las que habrá que soportar el calor que empezará a apretar con total seguridad. «También los hay sin mangas o de farol, que gustan mucho».

Respecto a los materiales, este año viene cargado de novedades. La principal es el regreso de la tira bordada que, según el diseñador, se cose en la cintura, en el borde de cada volante o donde prefiera cada creador o marca. Además, apuntan de nuevo maneras el encaje y el piquillo.

En los estampados, «el lunar nunca cae», sigue siendo el rey, aunque ahora comparta protagonismo con tejidos más confeccionados y de fantasía. «La raya de hace unos años casi ha desaparecido», explica la dependienta. En tejidos, a la lycra (más cómoda y adaptable), el algodón, el tergal o el popelín se añaden -sobre todo en diseños exclusivos- los satinados, como la seda y el raso, que dan más brillo.

Y en formas, el volante gana terreno, ya que se pronuncian con mayor volumen e incluso crecen en cola o de lateral. «Se están llevando este año trajes estilo copla», explican en la tienda.

Apuestas de la tierra

Amparo Macía es una de las diseñadoras con mayor prestigio de la provincia. En su taller de Jerez hace semanas que ya no cogen pedidos. «Estamos a tope», asegura. Ella lo tiene claro: «yo doy ideas a mis clientas pero lo principal es que se vean guapas». Y para eso, la jerezana defiende la manga larga, y sobre todo, el rojo, un color que junto al negro y el blanco vestirá las ferias de esta temporada.

Además, en su taller se ven lunares - «grandes, no aspirina ni lenteja. Las rayas las veo más para romerías»- También, chantilly, tira bordada, crepe de seda, organza y raso. «Estamos educando en la moda. Ahora hay muchos diseñadores que se inspiran en lo que hacemos para crear sus trajes de fiesta». Aparte de los trajes convencionales, Amparo Macía recomienda las dos piezas. «Hay mujeres a las que le queda mucho mejor», reivindica. En este caso las faldas se estiran elegantes hasta los pies y las camisas de manga larga, bombacha y globo.

Otra de las novedades que este año arrasa en los escaparates flamencos es el uso del fajín: cosido al traje o superpuesto (del mismo estampado del traje, liso o de lunares).

En El Puerto, la joven diseñadora Samara tampoco para en su taller. «Debo llevar cosidos unos ochenta trajes», asegura. La portuense se atreve con todo. «Estoy empezando y sigo la moda, pero hago lo que me gusta». Entre otras cosas, se decanta por el bolillo, «pero no cosido al borde como se hacía antes sino montando piezas para el traje».

También sorprende con vestidos camiseros abiertos por delante o de corte imperio. En cuanto a las formas, coincide en que deben de ir ajustados a la mujer y, la manga, larga. «Al codo y con mucho volante», matiza.

En cuanto al largo, la modista se decide por los cortos a la rodilla «estilo rociero». Aunque también le gustan las faldas que las cose cortas, de talle alto e incluso con tirantes.

«Me paso todo el año pensando en la feria», afirma esta joven que comenzó en la moda flamenca hace cuatro temporadas. Ahora, con 26, tiene una clientela fija que espera cada año impaciente para ver sus originales creaciones. «Desde febrero estoy recibiendo pedidos», cuenta Samara. «Aunque hace tres semanas que ya no cojo pedidos, aún tengo que cortar unos cuantos».

Éstas son algunas ideas con las que pisar fuerte el albero. Pero, por encima de la moda, coinciden: «que la mujer se sienta guapa».