LA ROTONDA

Cádiz, el primer mundo

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Alí tiene 38 años y es más negro que el tizón. Probablemente no sabe hacer la O con un canuto, al menos en castellano, pero tiene más valor que cualquiera de nosotros. Pescar, meterse una semana en una patera, vender cinturones, relojes... lo que sea con tal de tener dos duros que enviarle a su familia a Senegal. Incluso pasar dos días bajo la lluvia para que le den coba, que no papeles. Alí, al igual que los otros mil que nos han visitado estos días, es un héroe. En serio. No es demagogia. Es la pura realidad. Tiene un valor impresionante. Porque además, todo lo hace con una sonrisa en la boca. Y diciendo que se siente afortunado de estar aquí. ¿Afortunado? ¿Por buscarse la vida en un sitio donde lo que más nos preocupa es si las enfermeras van en falda o en pantalón? Pues sí, afortunado.

Eso es lo malo. Que tiene razón. Que tiene suerte de estar en este primer mundo de locos. En este país, en esta ciudad en la que somos graciosísimos. En la que vemos en la calle Acacias a cientos de negritos y moritos haciendo cola para nada y pasamos olímpicamente de ellos. Pero eso sí, nos preocupa un montón que las enfermeras de San Rafael no se sientan discriminadas por razones de sexo, que ya lo dice la Constitución. Y la ley de igualdad. Y hablamos de ello largo y tendido en la barra del bar de la misma calle Acacias, a escasos metros de donde Alí y sus amigos pasan más hambre que el perro de un ciego de los de antes.

En fin, que mientras Alí se busca la vida, nosotros seguimos aquí a lo nuestro. Con nuestros problemas de país desarrollado. Desarrolladísimo. Sobre todo en temas judiciales, donde cada día nos sorprenden con algo nuevo. Desde nuestro pederasta particular de El Puerto, que pese a estar condenado tarda casi 15 días en ingresar en la cárcel. Y encima lo hace a la carta, donde quiere y el día que él quiere. Para colmo, decenas de casos paralizados porque los funcionarios de justicia están de huelga. Por supuesto que están en su derecho, que tendrán sus razones, pero dudo mucho que sean más poderosas que el argumento de que, ahora mismo, hay gente que debería estar entre rejas y no lo está porque los funcionarios reivindican lo suyo. No sé a quién corresponde arrreglar eso. No sé en manos de quién está que el derecho a la huelga de cualquier colectivo no incida en el día a día de los demás. Sobre todo en temas tan delicados como éste. Pero el responsable, o los responsables, están metiendo la pata. Hasta el fondo.

En cualquier caso, nada es tan espeluznante como tratar de ponerse en la mente de dos niñatos de Cádiz que una noche deciden colarse en el parque Genovés para ahorcar a un pato, empalar a otro y decapitar a un tercero. De locos. Los psicólogos que los traten en el reformatorio tienen trabajo para rato. Los Patin Kings les llaman ya. Más vale reirnos, aunque sólo sea por no llorar o por calmar nuestros impulsos de hacerles a ellos algo parecido.

Por cierto, que ahora resulta que los niños de Cádiz son los más gordos de Andalucía. Tanto bollicao delante de la tele o de la play no podía llevar a nada bueno. Y, mientras, Alí en la cola de Extranjería.

TRES. Franco ya no es presidente de honor de la Ilustrísima Diputación de Cádiz. Bien por el PSOE e IU. Mal por el PP, que ya no sabe qué excusas buscar para no cabrear a su electorado más anticuado. Aunque el papelón lo tienen con lo de la medallita de la ciudad. Ahí ya sí que no hay tu tía. O se la dejan o se la quitan. Depende de ellos nada más. En cualquier caso, estaría bien que unos y otros dejaran de emplear tanto tiempo y energías en semejantes pamplinas políticamente correctas. Con la de cosas que hay que hacer por esta ciudad.

DOS. Alijos a tutiplén. No hay día en el que no nos desayunemos un par de alijos de droga de los gordos. Esta semana 1.500 kilos de hachis en Barbate, 2.500 en Chipiona, otros tantos en Tarifa... y lo que no interceptan.

UNO. Airbús tiene trabajo asegurado para el próximo lustro. Una gran noticia para como está el patio industrial en esta Bahía de la muerte de los puestos de empleo. Zamora no se ganó en una hora, pero de lo de Delphi ya hace más de un año y de momento no se ha repuesto ni uno solo de los casi 2.000 puestos de trabajo perdidos. Mucho plan industrial, muchos cursos de formación, pero curro, poco. A ver si se agilizan los trámites.

CERO. Menos mal que siempre nos quedará el Cádiz para consolarnos. El equipo de nuestros amores, el de la afición incondicional, el que no importa que nunca llegue a ser campeón... ah, no, ni eso nos queda. Lo del Cádiz es impresentable. El presidente no ve el momento de volverse a su casa, los jugadores -la mayoría- le tienen a la camiseta que visten el mismo cariño que le tenía el niñato al pato que empaló. Y como el Albacete nos haga una gracia hoy...