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El tenor Plácido Domingo salda con 'Pasión española' su deuda con la copla

«Una copla es tan intensa como un acto de ópera, casi una mini-ópera, y al interpretarla le pongo la misma pasión a la copla que la ópera». Lo dice Plácido Domingo (Madrid, 1941), el mejor tenor de la historia, que salda una vieja deuda con un género genuinamente español. Desde hace quince años acariciaba Domingo el proyecto de registrar en un disco lo mejor de un repertorio tan popular como exigente. Un sueño que al fin se hace realidad con Pasión española (Deutsche Grammophon), que incluye trece temas que resumen lo más granado del género.

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Canciones eternas como Falsa moneda, La bien pagá, La cruz de mayo, El día que yo nací . Ay, Maricruz, Ojos verdes, ¿No me quieras tanto!, Antonio Vargas Heredia o Suspiros de España. Coplas que Plácido Domingo ha seleccionado y grabado con arreglos de Emilio Aragón y que interpreta acompañándose de la Orquesta de la Comunidad de Madrid bajo al batuta de Miguel Roa. «Hace casi quince años tenía una selección de 40 coplas esperándome encima del piano y al fin llegó la hora», explica Plácido en el mismo Teatro Real donde mañana cantará la última función de Tamerlano.

No es la primera vez que Domingo se enfrena a un género popular. Antes había grabado tangos o rancheras, pero admite que la copla le toca el corazón, que en un género próximo a la zarzuela que tanto ama, y que está en la misma esencia de su memoria emocional. «Cuando siendo un niño me instalé en México con mis padres, escuchaba ya a Imperio Argentina, Juanito Valderrama, Concha Piquer, Juanita Reina o los Molina unas coplas que desde entonces están en mi bagaje y en mi oído» explico el tenor. De todos aquellos genios de la copla, Plácido se queda «con Imperio Argentina, que e la que más hondo me llegó en este género que cruza la copla, el cuplé y el flamenco».

Ahora que está en la cima de la lírica quiere Plácido rendir homenaje a aquellos mitos de la canción popular, y el mejor modo es cantando las coplas que les hicieron grandes «con la mima pasión que le pongo a la ópera». «Ha sido un trabajo arduo. Hay que poner pasión a todo lo que cantas, sea un copla o una ópera. Hacerlo sin pasión carece de sentido; más con una copla, una mini-ópera donde has de dar todo en los dos o tres minutos en los que se cuenta una gran historia. Es como un acto de ópera concentrado que debes cantar con temperamento, calor y sentido», asegura.

Pero, eso sí, tampoco hay que pasarse. Hacer un recital exclusivo de coplas o rancheras sería insensato. «Son géneros tan intensos y exigentes que, en exceso, te podrían romper la garganta» dice el tenor. Advierte, con todo, que en los recitales que tiene programados para los próximos tres años «además de ópera, zarzuela y opereta habrá, cómo no, el regalo de dos o tres coplas».

Entrega

Admite Plácido que cantar en su lengua materna añade un plus de pasión. «El español y el italiano son los idiomas más cómodos, los que me permiten entrar con más intensidad en el texto y expresar con más justeza lo que el compositor quiere trasmitir con entrega total». / M. LORENCI