THE SUNDAY DRIVERS

Melodías brillantes y pop honesto

Lejos de artificios y virtuosismos, la actuación de los toledanos The Sunday Drivers el pasado jueves fue una brillante lección de power pop honesto y vibrante que recuerda a otras formaciones nacionales como los desaparecidos Sexy Sadie o Jet Lag. En su primera visita a Cádiz, el veterano grupo indie hizo alarde de su prodigio creativo sobre el escenario del Aulario La Bomba con un repertorio de melodías sinceras y contundentes que con los años se han convertido en su sello personal.

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La näif Rainbows of Colours fue la encargada de abrir la velada, en la que la banda desgranó todo los temas de su último álbum, Tiny Telephone, grabado en los estudios del mismo nombre de la ciudad de San Francisco, refugio de otros exponentes indies como Nada Surf o Death Cab For Cutie.

She, Life Is o Better If I, dieron paso al himno Do it, banda sonora de un popular anuncio de cerveza que, con sus enérgicos riffs de guitarra, desató al fin el furor del público, que hasta entonces había permanecido algo aletargado.

Hacia el ecuador del recital, Jero Romero presentó al músico galés Lyndon Parish, que acompañó al cantante en la vitalista Sing When You're Happy, un claro ejemplo de canciones modestas que se antojan sublimes en los directos. Así, las armonías vocales con vestigios del pop de los 60 de grupos como The Beatles conquistaron al público, que no dudó en corear los estribillos.

Anticipando la despedida, los toledanos presentaron la electrizante On my mind, tema estrella de su anterior álbum, Little Heart Attacks, un prodigio de melodía que supuso el verdadero clímax de la noche. Un fin de fiesta por todo lo alto al que siguieron los bises, que rescataron, entre otros, el primer sencillo de The Sunday Drivers, la mítica Time, Time, Time, una canción espontánea y llena de optimismo que vio la luz con su primer disco homónimo. Today is the day, I've got something in my mind to say. Tonight is maybe the night, but I need time, time, time. Como colofón, la banda power pop desnudó uno de sus temas más intimistas, Often, una balada que ejerció como broche de oro.

En definitiva, una actuación que demuestra que The Sunday Drivers se desmarca bastante de los ejemplos más pretenciosos y arrogantes que pueblan la escena alternativa nacional y que, por el contrario, apuesta por un sonido propio, auténtico y depurado, exento de extravagancias y barroquismos.