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La espera de las coordenadas de las FARC para liberar a Betancourt dispara la tensión

Los esfuerzos conjuntos de Francia y Colombia para llevar ayuda médica a Ingrid Betancourt se concretaron ayer, pero la incertidumbre y el desánimo se extendieron tras una información de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), con sede en Estocolmo y próxima a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que dudaba del éxito de la misión.

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Los preparativos gubernamentales están hechos pero la guerrilla no ha dicho si aceptará que los médicos atiendan a Betancourt y posiblemente a otros rehenes enfermos. Según Anncol, las FARC podrían no saber nada del plan. La agencia subrayó que no se pueden enviar «aviones a que esperen inútilmente por alguien que no llegará porque nadie ha dicho que se entregará». En su último mensaje, difundido tras la muerte de 'Raúl Reyes', la guerrilla indició que no haría más liberaciones unilaterales y que mantenía la condición de despejar los municipios de La Florida y Pradera para hablar de acuerdo humanitario para canjear 40 políticos por 500 de sus presos.

No ha trascendido la existencia de contactos directos con los franceses, y tampoco las FARC se han comunicado con la Cruz Roja Internacional. Además, ayer se conoció que un sacerdote de San José del Guaviare -zona donde supuestamente se realizaría el rescate-, que mediaba para la liberación de la ex candidata presidencial fue apuñalado por unos desconocidos dentro de la casa parroquial. Afortunadamente su vida no corre peligro.

El presidente Álvaro Uribe aseguró que Francia «nos ha dado informaciones» y «nos ha dicho donde creen» que Betancourt está cautiva. En cualquier caso, ayer los enviados galos y las autoridades colombianas esperaban las coordenadas donde se podía liberar a la rehén, secuestrada en 2002, y si esto no era posible al menos para se atendida y evitar el «peligro de muerte inminente» que corre, según su familia y el Gobierno de Sarkozy.

Un nuevo avión medicalizado francés aterrizó en la madrugada de ayer en una base militar próxima a Bogotá, con dos médicos, equipo de cuidados intensivos y dos diplomáticos galos, que irán a la selva colombiana para localizar a los rehenes enfermos. Por su parte, el Gobierno de Colombia ofreció helicópteros militares por si se precisaba algún desplazamiento.