Opinion

Discurso de conciliación

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l discurso pronunciado en alemán por Angela Merkel ante el Parlamento de Israel, el primero que se permite a un jefe de Gobierno, constituye tanto un gesto de conciliación como una muestra de la imposibilidad de cerrar todas y cada una de las heridas individuales abiertas por el Holocausto. De la misma manera que resulta imposible compartir el inimaginable sufrimiento de los 250.000 supervivientes que residen en suelo judío, es humanamente comprensible la ausencia de varios diputados que consideran que la comparencia de la canciller ofende a las víctimas y legitima la lengua de los torturadores, pese a que fuera la misma que la de los torturados. El reconocimiento de ese inmenso dolor es lo que une los destinos de ambos países, como aseguró Merkel. Lo que significa que las nuevas generaciones de alemanes no deberán olvidar el genocidio nazi, pero también que sus peticiones de perdón tienen un valor moral aunque sean aceptadas con carácter retroactivo.