TRIUNFO. 'El paciente inglés' ganó nueve Oscars en 1996. / EFE
Cultura

Muere a los 54 años el director inglés de cine Anthony Minghella

Ganó el Oscar al Mejor Director por su obra maestra, 'El paciente inglés' Sufrió una hemorragia cerebral tras una operación de cáncer de amígdalas

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El director y guionista británico Anthony Minghella falleció este martes en Londres, a los 54 años de edad, por la serie de complicaciones médicas que surgieron durante su tratamiento para el cáncer de amígdalas y cuello que padecía, según confirmó su representante Leslee Dart.

Minghella , que saltó a la fama con El paciente inglés, macroproducción que se llevó nueve Oscar -uno de ellos a la mejor dirección- contaba con una filmografía breve pero muy reconocida, entre las que destacaban las películas El talento de Mr.Ripley, Cold Mountain y varias óperas -con Madame Butterfly ganó el Premio Olivier a la mejor producción escénica-.

Responsable del British Film Institute desde 2003, el cineasta estaba a punto de estrenar en la BBC el telefilmeThe Number 1 Ladies Detective Agency, una adaptación de la novela de Alexander McCall Smith sobre las aventuras de una detective privada en Botswana.

Hijo de escocesa e italiano, Minghella (Isla de Wight, 1954) había escrito numerosos guiones de televisión y de obras de teatro antes de conocer el éxito con su tercer filme, El paciente inglés. Truly, Madly, Deeply, que fue un gran éxito de taquilla y conquistó en 1991 un premio de la Academia Británica de Cine (BAFTA), fue la puesta de largo como cineasta de este educado y tranquilo profesional que estaba casado con la coreógrafa Carolyn Choa, madre de sus dos hijos, Max y Ana. Max Minghella está rodando en Malta Ágora, de Alejandro Amenábar.

La literatura, su apoyo

Pero fue El paciente inglés, proyecto al que los grandes estudios negaron financiación, el título con el que se dio a conocer en todo el mundo. Basada en la novela del mismo título de Michael Ondaatje y protagonizada por Ralph Fiennes, Juliette Binoche, Kristin Scott Thomas y Willem Dafoe, El paciente... fue un empeño de Minghella, que supo vencer las dificultades y, a pesar de algunos momentos críticos -en Roma paró el rodaje y envió a 120 personas del equipo a su casa porque no podía continuar-, siguió adelante con esta romántica cinta de casi tres horas de duración que convirtió sus doce candidaturas a los Oscar en nueve premios. «Michael Ondaatje sólo necesitó lápiz y papel para escribir esta historia de amor con dolor y placer, mientras que yo tenía que contar con muchas cámaras, 30 millones de dólares y un gran equipo. Aquí no hay estrellas norteamericanas, es una película hecha en el Viejo Continente que habla a los europeos y gira sobre un enfermo, un hombre totalmente quemado que está en la cama con sus recuerdos», comentó el director en España.

Minghella volvió a recurrir a la literatura en sus siguientes filmes, El talento de Mr.Ripley -basado en la obra homónima de Patricia Highsmith-, con Jude Law, Matt Damon y Gwyneth Paltrow; y Cold Mountain -basado en la novela de Charles Frazier-, donde repitió con Jude Law, a quien arropó con Nicole Kidman y Renee Zellweger -esta última se llevó el Oscar como mejor actriz de reparto por su interpretación-. Convencido de que las películas reflejan «las inquietudes de los que las hacen», Minghella se apuntó un nuevo tanto por el apasionado romance que, marcado por la tragedia y la guerra civil americana, hizo vivir a Nicole Kidman y Jude Law en Cold Mountain.

Con este trabajo volvió a demostrar que sabía vencer las dificultades y no se rendía ante la primera complicación. «Todo indica que están en peligro los productos dirigidos al espectador adulto, que te hacen pensar y sentir, que son los que yo hago y el público, que sí cree que hay hueco para estos trabajos, va a verlos», advirtió este cineasta.

El también autor de Un marido para mi mujer dio clases de teatro medieval en la Universidad y, obsesivo y meticuloso, presentaba todos sus trabajos con una factura estética impecable, ya que en sus filmes, hasta las cosas más feas, aparecen limpias y bonitas. «No me interesa el estilo, sino el sentimiento».