ROBERTO ÁLVAREZ ACTOR

«Ana Obregón es un personaje»

El empresario estresado de 'Ana y los siete' se mete en el pellejo de un político taimado y hace el papel de su vida

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El actor asturiano vuelve a ponerse a las órdenes de su amigo Antonio Hernández en El menor de los males, donde interpreta a un político pérfido liado con una jovencita (Verónica Echegui). La visita a su hermana (Carmen Maura) en Galicia desencadena la tragedia. Ya le han dicho que es el mejor papel de su carrera

-¿Es también el más malvado?

-No te quepa la menor duda. Un malo de solemnidad, pero con piel de cordero.

-Dijo que se inspiró en un político español.

-Échale narices. Dije eso en una rueda de prensa en Argentina y me refería al vestuario. Había un político que me inspiró en la forma de vestir, pero no quise decir nada más.

-No es un personaje maniqueo.

-Es verdad, produce empatía. Esa apuesta es de Antonio Hernández. Él cree que los verdaderos malos son aquellos que de ninguna manera piensan que lo son y no actúan en contra de sus convicciones.

-Al público le cuesta olvidarse de Ana y los siete.

-Eso es una cruz. Y una cara también. Cuando me lo dieron tenía otras dos ofertas. Le pregunté a tres personas y las tres me dijeron que adelante con Ana Obregón. No lo esperaba. Y toma. La serie más vista de la televisión hasta que llegó Aquí no hay quien viva.

Entre mujeres

-¿Quién es más difícil, Carmen Maura o Ana Obregón?

-Esa pregunta Con las dos la relación es muy buena. Hombreeee. Ana Obregón es un personaje. Divertidísima, eso sí. Es muy fantasiosa, cariñosa y tiene una energía desbordante. Nos respetamos mucho. Y no tengo nada malo que decir de ella. Hace un par de meses me llamó para decirme que iba a intentar recuperar Ana y los siete y yo, pues bueno, le deseé suerte.

-¿Volvería?

-Si lo digo se entera todo el mundo. ¿Buf! Las parrillas están muy llenas y veo muy difícil que una cadena recupere aquello. Si Ana lo consigue, pues ya se verá.

-Oiga, ¿es cierto que Almodóvar le dio un papel a cambio de rodar en su piso?

-Más o menos. Yo tenía un piso maravilloso en la calle Príncipe de Madrid, un loft enorme, muy bien puesto, y salió en algunas revistas. Sabía que Almodóvar buscaba interiores en esa zona, donde se localizaba la academia de baile de Hable con ella. Yo ni loco quería que nadie rodara en mi piso, porque te lo destrozan. En éstas que me llama su jefa de producción y le digo que no sin saber ni qué quería. Resultó que era para ofrecerme un papel. ¿Cómo? ¿Uf!, le dije que sí, que sí, y cuando acepté me pidió el piso y le dije que también. Luego rodaron en el del vecino.

-También ha vendido un ático a la ministra de la Vivienda, Carme Chacón.

-¿El mismo piso! Se lo vendí a Miguel Barroso, ex director general de comunicación, que después se casó con ella. A raíz de la venta nos hicimos muy amigos. Me pasó con otra persona que me compró un piso después. Es que no puedo vivir más de tres años en la misma casa...

-Es curioso que un ingeniero de Telecomunicaciones acabe siendo actor.

-En mí convivían dos tendencias que, según los psicólogos, tienen que ver con las ramas de tu familia. Mi padre era banquero y la familia de mi madre era muy artística. Yo creo que tenía los dos lados y fui hacia el de mi madre. Acabé en la Compañía Teatro de la Danza. No es que tuviera una necesidad imperiosa de pertenecer a este mundo. Pasaba mucha angustia económica, pero de alguna manera un proyecto se iba sumando a otro. Del otro lado me ha quedado que soy un crack del ordenador y de los gadgets tecnológicos

-Le gustan los psicólogos.

-Es cierto. Tenía aversión absoluta a que alguien escarbara en mi mundo. Pero sufrí una crisis de estrés y tuve un problema de bruxismo. Hacía rechinar los dientes por las noches. Fui al psicólogo y vi que hay especialistas que te pueden descubrir cosas que nunca podrías descubrir por ti mismo.

-Ser actor también le habrá servido para conocerse.

-Desde luego. Es una profesión muy terapéutica y liberadora. Indagas en tu propia intimidad a través de los personajes y compartes tus emociones con otras personas.

-Carmen Maura es muy diferente a usted.

-Es muy disciplinada y yo soy la indisciplina. Ese es el resumen. Ella alquiló un apartamento en Santiago, donde rodábamos, y yo estuve un mes yendo viernes, sábado y domingo a ensayar allí. Necesita tener el texto muy mascado, saberlo de memoria y sentirse segura.