Contraportada

Con escolta a los 13 años

Un niño ha identificado al autor de un crimen de la Camorra, por lo que él y su familia están bajo protección

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Un niño de 13 años vio perfectamente al hombre de ojos azules que con una pistola de cañón largo, según su descripción, disparó a otro este verano en la cola del parque acuático Magic World, cerca de Nápoles. «Ha sido Topolino», dijo a la Policía. El chaval, vecino de Scampia, uno de los barrios más peligrosos de la ciudad italiana, sumido desde 2004 en una guerra de clanes, conocía como todo el mundo a este sicario de la familia Di Lauro. Los niños como él ven pasar cada día a los pistoleros, que a veces son adolescentes, en sus ciclomotores. A menudo los mitifican y ellos mismos terminan en la Camorra. También saben de sobra que lo mejor es no ver ni decir nada. Pero este chico habló: Topolino era Mario Buono, de 22 años, y fue detenido. Ahora espera el juicio y el niño tendrá que testificar en la vista. Él y su familia viven bajo protección policial. Han tenido que cambiar de ciudad y de identidad.

La 'Cosa Nostra'

La prensa italiana contaba ayer esta historia, una más de ciudadanos heroicos que se enfrentan, casi por su cuenta y riesgo, a la Mafia, a cualquiera de las que asolan el sur de Italia, la Camorra, Cosa Nostra, o Sacra Corona Unita. A la mayor empresa del país, que factura el triple que la Fiat. Últimamente hay más ejemplos. Comerciantes de Nápoles y Sicilia que se niegan a pagar el pizzo, el impuesto mafioso. Como Vincenzo Conticello, dueño del restaurante L'Antica Focacceria, en el centro de Palermo, que en el juicio señaló a la persona que le extorsionaba, un mafioso que estaba entre el público, seguro de su impunidad, para amenazarle con la mirada. Fue histórico, la primera vez que ocurría, y era noviembre de 2007. A los tres acusados les cayeron, en total, 40 años. «Y ahora matadnos a todos», decía la pancarta de la asociación Addio Pizzo, que acudió en apoyo del hostelero. Otro joven de 20 años testificará en un proceso que comenzó ayer por un crimen de la Camorra de 2006. El chico, que es discapacitado ha reconocido al asesino y el juez ha admitido su testimonio. También acudirá a la sala.

Como el niño de 13 años, son hombres valientes, pero muy solos. Italia puede ser un país muy cruel. Porque, a un mes de las elecciones, ni un solo político habla de la Mafia. Como si no existiera, como si estas personas no se estuvieran jugando la vida. Lo denunciaban ayer el escritor Roberto Saviano, también con escolta, autor del libro Gomorra, y el politólogo Giovanni Sartori, premio Príncipe de Asturias. «¿Por qué no hablan de ello? Es un secreto a voces, el voto mafioso condiciona y contamina la política», explica Sartori.

Un ejemplo: el presidente de Sicilia, Totó Cuffaro, fue condenado en enero a cinco años por favorecer a la Mafia. Sin embargo su partido, la UDC democristiana, lo vuelve a presentar.