Opinion

El 'todo vale' no vale

Por si no se bastaran Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, ellos solos, para inflamar la campaña electoral, anteayer saltó Aznar a las candilejas para decir que el presidente del Gobierno sigue negociando con ETA y seguirá negociando si gana las elecciones. Por eso, añadió el líder en la sombra del Partido Popular, «nunca dice que no va a negociar de ninguna manera con la banda terrorista ETA». Si sólo se apoyase José María Aznar en su propia deducción, sin acompañarla inmediatamente de alguna prueba o indicio con valor probatorio, habríamos llegado a la consolidación definitiva del «todo vale» en la contienda política. Acusar a José Luis Rodríguez Zapatero en televisión de agredir a las víctimas del terrorismo y denunciarle sin pruebas en un mitin de Grado (Asturias) por seguir negociando con ETA equivale a inyectar en la vida pública una buena dosis de miseria moral.

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También actuó Felipe González en la campaña, aunque sin tanta resonancia mediática como Aznar, su antiguo antagonista. Y en uno de sus frecuentes calentones de boca, se refirió a Mariano Rajoy diciendo que considerarse superior a Zapatero (Rajoy se había considerado) sólo se le ocurre a un «imbécil».

Y tal vez porque Rajoy no tiene fama de trabajador infatigable, González añadió que, por ejemplo, Serrat trabaja en un mes más que Mariano Rajoy en ocho años de ministro. Antes había dicho que en sus diferentes ministerios, el candidato popular no había hecho «nada». Está feo lo de meterse unos con otros en la vida política sin causa demasiado justificada, pero no debiera compararse un insulto comparativo, para destruir una comparación contraria (la de que Rajoy se considera más moderado y razonable que José Luis Rodríguez Zapatero) con el desahogo moral de los infundios del todo vale.

Va a cerrarse el último fin de semana anterior el 9-Marzo con estancamiento en la ventaja del PSOE sobre el Partido Popular en los sondeos. El despegue socialista de los primeros días de campaña se ha detenido, y el aumento en la participación tras el primer duelo televisado entre Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero no parece inclinarse por ninguno de los dos, como si esa delgada franja del electorado quisiera permanecer hasta el último momento a la expectativa. Pero ya se habla de pactos electorales, sabiendo los nacionalistas que su precio va a subir mucho en la cotización parlamentaria. CiU adelanta que no pactará con quien defienda el trasvase del Ebro, y Rodríguez Zapatero afirma que con ERC ni siquiera piensa sentarse a hablar.

Todo el interés, de los partidos y de los electores, se centra ya en el segundo debate televisado entre las dos figuras del momento. Las dos deberán mejorar sus actuaciones del lunes anterior, pero a Mariano Rajoy le iría más en el empeño, porque ahora rezagado al iniciarse la recta final.

A Rodríguez Zapatero le convendría sostener el ritmo, pero sin distanciar mucho a su adversario, para que un resultado demoscópicamente abierto aliente la participación.