LOURDES PÉREZ

Masculino singular

El luto colectivo provocado por los asesinatos de cuatro mujeres en apenas 24 horas ha desembocado en una crítica contra los partidos por haberse desentendido en la campaña, hasta ayer, de un problema que sigue generando semejante destrozo social. Resulta inevitable que la coincidencia de un episodio de violencia doméstica tan alarmante con la resaca del debate Zapatero-Rajoy haya agudizado la gravedad de su silencio o de su olvido sobre esta lacra en el transcurso del cara a cara. Pero es posible que la elusión protagonizada por ambos no represente sólo el reflejo, como se ha dicho, de la incapacidad de los políticos para identificar sus intereses electorales con las inquietudes de los ciudadanos. Quizá sea también el espejo en el que está obligada a mirarse una sociedad que exige una valentía casi sobrehumana a las mujeres maltratadas para que denuncien, pero en la que el arropamiento se ha demostrado del todo insuficiente y en la que la conmoción ha empezado a diluirse con la reiteración diaria del crimen y su exposición mediática. Zapatero y Rajoy no hablaron de esta forma de terror cotidiano. Pero han tenido que morir cuatro mujeres para que el resto reparáramos en ello.

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Sus asesinatos han irrumpido dramáticamente en una campaña en la que, por primera vez en unas generales, los partidos han tenido que confeccionar sus listas ciñéndose a los requisitos previstos en la Ley de Igualdad. Es decir, evitando que cualquiera de los dos sexos cope las candidaturas por encima del 60%, a fin de superar la histórica discriminación femenina en el acceso a los puestos que configuran el poder político. La normativa se aprobó sin consenso entre los dos grandes partidos, aunque ambos sí han acabado coincidiendo en algunos de los aspectos más censurables de su aplicación práctica. Si únicamente una mujer opta a la presidencia del Gobierno -Rosa Díez, por Unión, Progreso y Democracia, los socialistas sólo han colocado a doce candidatas al frente de sus listas para las 52 provincias españolas, por apenas once del PP. Lo que significa que salvo en los territorios en los que el duelo es enteramente femenino -Barcelona, Gerona y Málaga-, en la mayoría de los mítines la voz predominante será la masculina bien porque los aspirantes locales lo son, bien por la presencia del líder del partido casi siempre hombre.

La asunción por parte de los partidos de las condiciones de la ley como una nueva cuota -tal y como ha denunciado la secretaria general de Políticas de Igualdad- lastra su potencial como herramienta para el pleno reconocimiento del derecho de las mujeres a disponer de las mismas oportunidades que los hombres en situaciones parejas. Rajoy omitió los obstáculos que han de afrontar aún muchas de sus conciudadanas en el retrato naif de las niñas españolas con el que tan desafortunadamente cerró su intervención en el debate. Aunque también cabe preguntarse por la efectividad de un Gobierno paritario cuando su laboriosa vicepresidenta se siente en la necesidad de ofrecer aclaraciones en un reportaje al ser preguntada por su orientación sexual.