FELICIDAD. Esperanza Oña y Javier Arenas, ayer, en el mitin de Málaga. / SALVADOR SALAS
ESPAÑA

Arenas se rebela contra la «foto fija» que quiere el PSOE andaluz

El popular pide el voto a los socialistas que, ante todo, son «demócratas»

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Manuel Chaves fue la foto del día el viernes, cuando se quitó el traje de político al término de una comparecencia de prensa y cogió una cámara de fotos para captar una instantánea de los periodistas. Esta imagen debió inspirar a Javier Arenas que ayer pidió nada más y nada menos que una «rebelión» de todos los andaluces para «acabar en esta tierra con la foto fija del PSOE», que es la que quieren sus dirigentes, con Manuel Chaves a la cabeza, porque creen que así «se mantendrán siempre en el poder».

Con la eliminación de esa foto fija, el candidato popular pretende conseguir que «Andalucía sea líder en España y Europa» y que tenga como primer objetivo reformar en profundidad su sistema educativo.

«Ahora Javier, ahora el cambio», coreaban más de 6.000 militantes y simpatizantes del PP, que desbordaron el pabellón Ciudad Jardín de Málaga. «El primero que lo sabe es Chaves y por eso está asustado», respondió el candidato para caldear el ambiente. No hacía falta, porque la gracia malagueña convirtió el discurso de Arenas en un diálogo perfecto entre los asistentes, entregados, y el líder popular, que confía en que Málaga sea una provincia clave en su victoria y en la de Rajoy.

Descentralización

Precisamente eligió esta capital para reiterar su compromiso de «acabar con el centralismo asfixiante de Chaves», que atajará sacando fuera de Sevilla varias consejerías y órganos vinculados al Ejecutivo andaluz. «No se trata de regalos, Manolo, -advirtió el candidato- esto no es el 'gratis total', porque la dignidad «ni se compra ni se vende». Tan transparente quiere Arenas que sea su andadura como presidente de la Junta, que prometió que ningún familiar suyo o de las personas que formen el equipo de gobierno del PP adjudicarán obras a familiares, en relación a presuntas contrataciones irregulares realizadas por la Junta a Leonardo Chaves, hermano del presidente. Pero para eso tendrá que gobernar y al igual que hizo Mariano Rajoy el día anterior, se lanzó a pedir también el voto a los que tradicionalmente han depositado su confianza en el PSOE, que «consideran que antes que socialistas son demócratas y que hace falta regenerar la vida pública en Andalucía», algo que no va a suceder si continúa Chaves, según la advertencia de Arenas. Al líder popular le convence cada vez más la línea tranquila adoptada en esta campaña electoral. Por eso, ayer en Málaga, volvió a insistir en ganar con alegría e ilusión, para no tropezar y acabar como los socialistas, que «han dado el cante del talante» y han caído en un bucle de «crispación», «dramatización» y «tensión».

Sólo arremetió contra Chaves para recriminarle que sea capaz de defender el pleno empleo al mismo tiempo que se felicita por el éxito en Delphi, donde «se han despedido a 2.000 andaluces». Muy al contrario, «en confianza y sin que lo escuche Chaves», lanzó la oferta de facilitar a su contrincante las cuestiones que le va a plantear en el cara a cara de televisión -siempre que logren cerrarlo-. Pero esto no era más que un caramelo envenenado, porque aprovechó para recordar que el candidato socialista pidió el día antes las preguntas que le iban a formular los alumnos de un colegio que visitó hace unas semanas.

Por la noche, en Motril, habló para un auditorio diferente, menos concurrido, pero al que se dirigió con igual ilusión.