Un punto que sale demasiado caro

Todo empezó en el minuto nueve. Diego Rivas nota que algo no va bien. Se para. Se toca la pierna, mira a su alrededor, como inspeccionando si alguien más se ha dado cuenta de que algo no sólo no va bien, sino que va mal. Sigue corriendo. El Cádiz tiene que empatar. El gol de falta directa de Cristian Álvarez deja poco margen de error y los cadistas ven acercase el descenso y alejarse el ascenso simultáneamente. Y aún queda lo peor.

Minuto 26. Diego Rivas resbala. Intenta incorporarse, pero no puede seguir. No está para competir. Los isquiotibiales le han vuelto a jugar una mala pasada. Entra Parri, una esperanza, algo positivo. Sólo quedan dos sustituciones, algo negativo.

Minuto 36. El lateral derecho Cristian literalmente se rompe. Cae al suelo como si le hubieran metido un par de balas en el cuerpo. El árbitro, en una imagen inusual, hace de hada madrina, para el partido y pide el cambio para el futbolista amarillo. Muy claro lo tenía que ver. Sale Raúl López, algo positivo. Queda una sustitución, algo negativo. Cuatro minutos después, Julio Pineda aprovecha un fuera de juego y la inoperancia de César Caneda y José Julián de la Cuesta para batir a Contreras. Algo va muy, muy mal.

Luego, el Cádiz se transformó y empató en la segunda parte. El punto supo a poco, pero también a ejercicio de raza y carácter. Un punto que salió caro. Los amarillos perderán a Cristian y Diego Rivas durante varias semanas. El primero, tiene una rotura fibrilar en el cuádriceps, que habrá que confirmar el lunes con una ecografía. El segundo, vuelve a sufrir de los isquibiotibiales, que le han tenido media temporada apartado de los terrenos de juego, y la confianza de Calderón no es infinita. Y la de la afición, mucho menos.