Cartas

San Valentín murió en Chiclana

¿Y no le vas a regalar nada a tu novia? Le preguntó el amigo de Eladio cuando pasaban en el coche frente a la tienda de Loli.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

¿Ella sabe que no estoy bien de dinero! En ésto que Loli saluda desde la puerta del comercio a su novio al que ve pasar. Después, Eladio le dice al amigo: ¿mira mi regalo! -mientras le lanzaba un sentido beso de amor con la mano-. Éste era el regalo por San Valentín, lo que más quería : a su novia de hoy y mujer del mañana.

Loli le saludó desde el interior de la tienda con sonrisa de enamorada y no volvió a salir con vida porque un atracador criminal la asaltó con «éxito» para llevarse la pírrica recaudación de la caja. Sí, con éxito. Porque consiguió robar la vida a una bellísima persona, robó así mismo el gran amor de su novio Eladio, el amor de su madre María -viuda desde hacía veintiún años-, de su abuelo José de ochenta años, aún en su sano juicio; de su hermano Pepe, de sus cuñados y afines, Jaime, Aurora, Juani , Anabel y Manu, de sus suegros Eladio y Pepi -voluntarios ejemplares del Servicio de Protección Civil de Chiclana-, de sus familiares y amigos, que le sobraban por doquier. Robó el significado de la amistad, del cariño, de la lealtad, del espíritu de sacrificio, de la valentía, de la abnegación en el trabajo ¿Robó tantas cosas, Dios mío! y tan valiosas, que seguramente, este cobarde asesino habría colmado su mísera alma para, llegado el día de su muerte, pueda decirle a Dios: ¿No me negarás el cielo verdad?, ¿mírame y verás cuantas virtudes y valores te traigo!

¿Pobre infeliz! ¿Acaso no sospecha aún, semejante escoria, que el único Dios al que le va a mostrar el fruto de su criminal ganancia es a los Jueces y Tribunales?

¿Acaso no ha pensado que el único palacio celestial que puede conocer es un foco de «desvirtudes» humanas, triste, frío y aislado con barrotes, si no es que lo ha conocido ya? ¿Acaso cree, en su patológico delirio, que el día que deje «su palacio enrejado» y salga a la calle, las personas que la quisimos habremos olvidado a su vil ejecutor?

La única esperanza que me queda es pensar que la Policía y los jueces no se encuentren distraídos mientras persiguen ,descubren y enjuician al asesino, como estuvo Dios aquella tarde-noche del día de San Valentín.

José Manuel Alfaro Basilio. Chiclana