Para presentarse a un casting, la experta recomienda ser uno mismo. / LUIS ÁNGEL GÓMEZ
MARTA MOURE DIRECTORA DE CASTING

«En 20 segundos puedo saber si una persona vale»

La periodista bilbaína ha gestionado los procesos de selección de 'Gran Hermano' y 'Fama, ¿a bailar!'

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La periodista bilbaína Marta Moure lleva años ligada al mundo de la televisión. Hay quien la recordará de su etapa como presentadora en concursos de Euskal Telebista y en cadenas locales de Bilbao, aunque hace tiempo que fijó su base de operaciones en Madrid, donde trabaja como directora de casting de los realities más sonados, Gran Hermano entre ellos. Los últimos concursantes que han pasado por sus manos son los de Fama (Cuatro), un formato innovador que se emite a una hora difícil y poco explotada como es las tres y media de la tarde. Como viene siendo habitual, los castings de Fama se convirtieron antes en un programa en sí mismo. «No me extraña que la fórmula funcione. Un proceso de selección tiene interés para el espectador porque la gente es interesante», sostiene Moure.

-Con tantos programas de talentos, su profesión está en alza.

-Es verdad. Cada vez somos más. En televisión lo primero es el formato, la idea del programa. Y lo segundo es el casting. Si la idea del programa es buena y hay un buen proceso de selección, el éxito está asegurado.

-¿Y al contrario? ¿El fracaso de un programa hay que buscarlo en el casting?

-Desde luego que sí.

-¿Tienen las mujeres una habilidad específica para elegir?

-Quizá porque en el mundo del Periodismo hay más mujeres y quizá porque somos más observadoras y tenemos más intuición, somos más las directoras que los directores de casting. Quién sabe.

-¿Qué aspectos valora más de la gente que se presenta?

-Primero, seleccionamos a la gente que nos llama la atención por la razón que sea. Dejamos que nos sorprendan, no vamos con perfiles determinados, aunque hay quien suele pensar que sí. Yo me fijo en la gente susceptible a que le pasen cosas y lo cuente. Gente expresiva, que lo que le pase lo vaya a notar el espectador.

-En programas como Gran Hermano hay gente muy especial. ¿Buscaban un reflejo de la realidad?

-No. Reflejamos la sociedad desde el punto de vista de que son gentes de nuestra sociedad, pero no es un reflejo fiel de la sociedad, no. Al final, es un concurso de entretenimiento. No buscamos nada determinado; ahí está el éxito. Vamos a por la décima edición, por algo será.

-¿Le gusta la palabra friki?

-A mí no me gusta, porque la traducción en inglés es monstruo y yo creo que nadie es un monstruo, pero le garantizo que hay gente que se autodenomina así.

-¿Se ve enseguida si uno da juego?

-En veinte segundos se puede saber. Es verdad que, después de tantos años, tengo la mente codificada para ello. Pero pienso que hay gente que, según la ves entrar, sabes que tiene algo.

-¿Cómo recomienda afrontar un casting?

-La respuesta es fácil: ser tú mismo e ir con la mente abierta. No podemos fingir mucho tiempo y se nos acaba viendo el plumero.

«Nos abren su corazón»

-Después de tantos años, ¿se sigue sorprendiendo con la gente?

-Sí, es que se oyen unas cosas... Hay gente que se presenta a todo y me sé su vida entera. Seguro que a sus amigos no se la cuentan, pero como nosotros somos gente desconocida para ellos, nos abren su corazón. En cinco minutos te pueden contar los dramas y las alegrías de sus vidas. A veces me agarro a la silla porque alucino.

-¿Piensan que la televisión les va a arreglar la vida?

-Exacto. Es como su último tren, o su primer tren. Hay gente joven que dice: yo quiero salir en la tele y ser famoso. ¿Y estudiar?, les dices. Eso no quieren.

-¿Practica frases de consuelo?

-Les repito que esto es un juego y que la vida es mucho más: un esfuerzo, unos estudios, un trabajo, una familia, unos amigos, el amor... Les dices que no dudas de que sean geniales. Me asusta que depositen todas sus esperanzas y proyectos de futuro en el casting. ¿Por qué no te gusto?, preguntan algunos. Te humanizan, también es duro.