PAN Y CIRCO

Previsible

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

emos de reconocer que, tanto el juego exhibido en el Helmántico, como el resultado y las explicaciones del entrenador, han sido las que todos los que hemos seguido la trayectoria del conjunto amarillo durante la primera vuelta habíamos previsto. A nadie ha extrañado el juego aburrido e insulso, el empate ni los juicios vacíos emitidos a la finalización porque, hasta en los detalles más nimios, el guión coincide con el de las películas ya visionadas con anterioridad. Ya sabíamos que el Salamanca -como todos los demás equipos de Segunda- era duro, correoso, luchador y, por lo tanto, difícil de vencer. En ésta y en las demás temporadas, los conjuntos que están arriba son peligrosos porque, poseen la moral alta, y los que están abajo, son incómodos porque defienden la categoría con uñas y dientes. Los que nos marcan en los primeros minutos son enojosos porque se cierran e impiden que lleguemos a su área, y los que nos meten un gol en las postrimerías del partido son complicados porque no dejan tiempo para la reacción. Si el adversario se adelanta en el marcador, nos desanima, y si somos nosotros los que abrimos el marcador, entonces es la confianza la que nos traiciona. Quizás lo más sorprendente de todo sea esa seguridad con la que algunos profesionales repiten que, ganando tres partidos seguidos, se cambian el rumbo y el ritmo de la marcha. Como es natural, nadie dice, por ejemplo, qué ocurrirá si esos tres partidos son los últimos del campeonato ni, mucho menos, qué consecuencias se seguirían si, por el contrario, se pierden tres encuentros seguidos. El buen conductor es el que goza de excelente visión, se adelanta al futuro y, sobre todo, el que, teniendo previstos los posibles problemas, prepara las soluciones adecuadas. La Liga es muy larga y aún quedan muchos partidos, pero mucho más larga nos va a resultar si, tras esfumarse los objetivos, el equipo se muestra incapaz de ofrecer algún otro aliciente.