Se sale a no perder

La historia no por repetida siempre es aprendida. Al menos para el Cádiz, y ayer lo volvió a demostrar. Un partido en donde durante toda la primera parte el Cádiz sólo tiró entre los tres palos en el último minuto de la primera parte y que acabó dentro de la portería. Aún así, aún sonriéndole la suerte en forma de gol, coge en la segunda parte y se encierra atrás de forma descarada y cobarde y le da todo el terreno de juego al Salamanca para que intente empatar el partido. El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. En el caso del Cádiz son más de dos. Porque no sé ya ni la cuenta de goles encajados en los últimos minutos por la manía de meternos atrás. En el caso de ayer, con el agravante de que el dar ese pasito hacia atrás no sólo se hizo al ir acabando el partido sino que también se hizo con el cambio tan defensivo de sentar a Natalio por el defensa De la Cuesta. Toda una declaración de intenciones de lo que quería nuestro entrenador. Con un poco sólo de descaro en el partido de ayer que se hubiera tenido y teniendo en cuenta que teníamos el marcador a favor, pues como digo, con un poquito sólo de valentía y de arrojo estaríamos hablando ahora de otro marcador bastante más favorable del que fue al final. No se fue a por el segundo, y así cualquier error del colegiado (que puede ver penalti donde no hay nada) o cualquier balón colgado al área (como así ocurrió) puede acabar en gol, y como no fuimos a por el segundo se convierte en el empate. Además yo prefiero ver a mi equipo cómo le empatan por haber querido buscar algo más, por querer ofrecer algo más que verlo con miedo, timorato, por querer guardar la ropa y estar bien armaditos atrás.