CORDIAL. Landa vino a la ciudad para conceder una entrevista en 'Onda Cádiz'. / OSCAR CHAMORRO
ALFREDO LANDA ACTOR

«Esta mal que yo lo diga, pero soy un tío cojonudo»

El intérprete visitó ayer Cádiz tras «el mal trago» de la gala de los Goya y se reconoció «obsesionado con el Carnaval»

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Con casi 50 años de profesión y 130 películas a sus espaldas, Alfredo Landa puede presumir de formar parte del imaginario colectivo de varias generaciones de espectadores. Más que un actor, el último Goya honorífico de la Academia es el ejemplo palmario de cómo un intérprete puede a llegar a transferir por completo su personalidad a un cliché.

Protagonista de su propio género, Landa -que visitó ayer la ciudad para conceder una entrevista a Onda Cádiz- ha representado mejor que nadie el arquetipo del españolito honesto, currante y un punto incauto, que se ve siempre superado por las circunstancias, pero que gana el favor del público gracias a su integridad inquebrantable y a sus apuntes de genio.

Después del «mal trago» de la Gala de los Premios Goya, en la que la emoción le enganchó las palabras a la garganta y convirtió lo que pretendía que fuese «un bonito agradecimiento a toda la profesión y a mi familia» en una serie de balbuceos ininteligibles, Landa aseguró que Cádiz le parece un destino perfecto para «superar la amarga resaca» que le había ocasionado el incidente.

«Al final creo que todo el mundo ha sabido entender lo que me ocurrió, pero la verdad es que lo he pasado bastante mal estos días», reconoció el veterano intérprete, hasta el punto de que «el mismo lunes visité al médico, porque una cosa de este tipo no me había pasado en la vida, aunque el doctor me dijo que el bloqueo había sido producto de un shock en toda regla».

Afectuoso y cercano, Landa explicó que lo suyo con el Carnaval de Cádiz es «una verdadera obsesión», ya que hace muchos años que quiere «venir y disfrutarlos, pero me da un poco de miedo cumplir ese sueño por lo que tienen estas fiestas de multitudinarias». El actor alabó el «carácter alegre y divertido» de la ciudad, y subrayó que si se decidiera a «gozar de la fiesta», lo haría a sabiendas de que los seguidores de sus películas podrían darle «una auténtica paliza, en el buen sentido».

El navarro garantizó que su retirada del cine es «total y definitiva», y se jactó de poder dedicarse por completo, «a no hacer absolutamente nada, ni el lunes, ni el martes, ni...». En su decisión ha pesado mucho «la falta de talento que padece hoy por hoy el cine español». Después de cinco décadas rodando, aseguró que España «ha cambiado mucho, pero yo nada». «Está mal que yo lo diga -sentenció- pero soy un tío cojonudo».