El actor interpreta en la serie al teniente Sierra. / TVE
MIGUEL ÁNGEL SOLÁ ACTOR

«Hay mucho desalmado por ahí»

El actor argentino será el protagonista de la secuela de 'Desaparecida', una serie policíaca a su medida

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El prestigio de Miguel Ángel Solá ha quedado acreditado una vez más con su papel del teniente Sierra en la serie de TVE-1 Desaparecida. Tras un titubeo entre la productora, Ganga, y la cadena pública a la hora de plantear una continuación de este drama bien armado, se le ha encomendado a Solá convertirse en el protagonista de la secuela UCO (Unidad Central Cooperativa), en la que se verá pronto en solitario al teniente de Desaparecida con nuevos casos.

Solá está casado con la actriz española Blanca Oteyza, con quien protagonizó en el teatro la obra de Mark Twain El diario de Adán y Eva, un rotundo éxito en la escena. Ahora produce un nuevo montaje. El futuro de su nuevo título televisivo dependerá de la audiencia, pero los espectadores tendrán al menos la garantía de ver la solidez de un buen intérprete.

-'Desaparecida' ha sido de las series más valoradas ¿A qué lo atribuye?

-A la entrega y al grado de intensidad con que se la concibe desde todos los ángulos. A que no es copia, y los televidentes, aun los más prejuiciosos, se han rendido a la evidencia. A que no hay mezquindad alguna en la actitud de TVE. Y, fundamentalmente, al público que la aupó.

-¿Es difícil componer su papel con el rápido ritmo de trabajo que exige la televisión?

-Es arduo. Es complejo. A veces da poco tiempo para dormir en paz. Pero el equipo de trabajo es colosal y hay que estar a la altura.

-¿Cómo evolucionará ahora su personaje, el teniente Sierra?

-No lo sé. También será una sorpresa para mí. Sólo hace unos días, tras dos meses de rumores de todo tipo, que me han ofrecido oficialmente seguir adelante.

-¿Se apostará fuerte por esta segunda parte o será una prueba para pulsar a la audiencia?

-Lo ignoro. Sólo garantizamos un buen trabajo, disculpe una petulancia que no pretende serlo, pero eso no basta. Siempre dependerá de la buena fe de todos. Ganas del canal, ganas de la empresa, ganas de los medios de acompañarla, y ganas del público de dejarse convencer.

-Con algunos casos que se tratan será difícil no sensibilizarse al meterse en la piel del teniente.

-Tengo dos hijas, de siete y once años, vivo a flor de piel el drama de esta era. Ya no hay espacio seguro para niños y adolescentes. Da miedo. Hay mucho desalmado por ahí, gozando de las mismas libertades que tiene quien no lo es. Y hay, también, quienes se comprometen a amortiguar el impacto del dolor humano. Dar realce a la labor de alguien que representa a ese tipo de gente, es mi tarea. Saber que existe esa gente, que no ocupa los titulares y que raramente es noticia, ayuda a superar ese miedo.

Regreso al teatro

-¿Volverá pronto al teatro? ¿Volvería a repetir 'El diario de Adán y Eva'?

-No puedo, desgraciadamente, pensar en subirme al escenario todavía. Paciencia. Y claro que volvería con El diario.... Quedan seis millones de espectadores por verlo en España. A cambio, hemos producido Gatas, que se ha estrenado en Tenerife y que va a dar que hablar tanto como El diario..., o más aún. Es un homenaje a ustedes, los españoles, que olvidan permanentemente lo que han logrado en tan pocos años y se quejan de lleno. Queremos contribuir a que se vean como la mayoría los ven, pues para muchos, mal que les pese a algunos políticos y a sus agentes, España es un ejemplo.

-Algunos artistas suelen decir que el cine da más prestigio que la televisión.

-Artista, palabra grande para bocas tan pequeñas. Elija otra antes de que me de la risa floja. Lo único que prestigia a un actor es su amor desaforado por el arte de actuar, y son muchas horas de inestabilidad y quebraderos de cabeza y abandonos.

-Estuvo a punto de perder la vida en una playa canaria ¿Cómo ha afectado aquel accidente a su vida?

-Pues, todo lo que puede afectar una lesión medular, y sus derivados. Tengo un cuerpo nuevo, lesionado, ya en el ecuador de la vida, al que preparo todas las mañanas para reconocer como propio. Estoy. Y eso es cosa buena para mi amor, mis hijas y mis amigos.