PAN Y CIRCO

Resacón

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i hablar un lunes de Carnaval para uno que lleva dos días cantando es difícil, escribir algo, aunque sea tu nombre, ya pa qué te cuento, pero aquí esta el tío. Dicen que hay una leyenda y siempre se cumple, que es que el Cádiz nunca gana un partido en Carnaval. Bueno, puede ser una especie de maldición, pero nosotros también ponemos de nuestra parte. Sea por lo que sea, la resaca que nos ha dejado el partido no es buena; a todos nos duele el coco. Cuando se tiene resaca suelen pasar esas cosas. Pero uno se acuerda de lo que hizo y le da hasta vergüenza. La euforia no nos dejó ver cosas como que el Cádiz jugó con futbolistas en el equipo titular que sólo hace un mes no valían y se le decía que se fueran. ¿Alguien entiende esto? Además, alguno demostró que hace un mes llevaban razón los que no lo querían, para desesperación de la grada. La buenísima sensación que dejó Natalio nos hace pensar que teniendo a alguien que le pasara balones, este futbolista sería un pelotazo. Pero ¿quién es el que le va a pasar los balones? ¿Parri? Pues como que no. Yo sinceramente no entiendo qué le pasa a este señor. Fama de bueno tiene pero, hasta el día de hoy, caca de la vaca. La gente no pitó ni abroncó después del partido, creo que porque pensaron que nadie les iba a amargar un sábado de Carnaval, pero no había nadie contento con los cambios que realizó el señor Calderón. Y muchos no sólo con los cambios, sino también con la trayectoria del equipo desde que él se hizo cargo. Gris, muy gris. ¿Vamos, tirando a negro! En ningún momento el Cádiz ha dado la sensación de equipo aspirante. Mucho miedo, mucho nerviosismo desde el banquillo. ¿Qué dolor de coco! La resaca nos ha dejado el sabor, ya sin ninguna duda, de que este año no hay nada que hacer, que este equipo, jugando como está jugando, no hubiera pasado ni la preselección.