Cartas

Hoy llegó el día

Quiero que con estas palabras, puedas reflexionar sobre lo que siento hacia ti, sobre lo que te he podido demostrar y sobre lo que he dejado en el tintero y ahora quizás con la serenidad que la nueva faceta de mi vida me regala, la de abuela, me fluyan con la misma intensidad que el agua de la lluvia lo hace buscando sus antiguos cauces. Piensa que los padres no sólo os hemos dado la vida, sino que os enseñamos de una u otra forma a que tengáis una base para comenzar a vivir la vuestra, enfrentándoos a todos los obstáculos que ésta os pone. La más valiosa sabiduría que hemos conseguido todos a lo largo de nuestras vidas es la que hemos aprendido en el seno de nuestras familias. Tener hijos es lo más maravilloso que te puede pasar. Mi amor hacia ti comenzó en mi niñez; jugando con mis muñecos hacía de madre, dándote el biberón... Cuando empecé a salir con tu padre y hablábamos de casarnos también comenzamos a hablar de ti. ¿Qué felicidad el día de nuestra boda! Pero mayor cuando el análisis dio positivo. Fue el día más feliz de nuestras vidas: es el momento en el que comienzas a comprender verdaderamente a tus padres, todo lo que te decían. Los meses del embarazo fueron maravillosos, acompañados de la gran ilusión que tu padre y yo teníamos por verte, porque formaras parte de nuestras vidas. El parto es el gran milagro, es algo extraordinario seguir la vida de un hij@ desde que sale de tu vientre. Os he mirado al espejo de vuestros ojos, he leído en ellos las sinfonías de vuestras alegrías, he descifrado los enigmas de vuestras inquietudes y, sobre todo, he escuchado el terrible silencio de lágrimas a solas derramadas. Cuánto disfrutaba, después de hablar al niño Jesús, contándote un cuento para cada día y terminando con una canción melodiosa de cualquier tipo que acababa inventándome para acompañarte al mundo de la fantasía y los sueños. Ya me conoces un poco y sabes que al igual que los ríos, mi amor hacia ti, a medida que se hace más grande, va avanzando más tranquilo y sosegado con la serenidad de los años y la madurez. Recuerdo tu frase «Mamá, me has educado para otro tiempo, esto ya no se lleva» y contestarte «Bueno, yo te he educado como sabía, ahora desedúcate tú como quieras». Posiblemente habrás pensado en muchas ocasiones, que he sido asfixiante, que no te he dejado tomar libremente decisiones, que me he entrometido en tu vida, que ya eras mayor para decidir. Sólamente entenderás esto cuando seas madre.

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Te doy las gracias por ser el ángel que nos acompaña.

Eres de las personas que te gusta pasar por la vida de los demás como aroma de flor, brisa en bajamar, creta de ola, o claridad al amanecer, dulce, suave, necesaria, gratificante , no olvides que tu padre y tu madre aunque nos equivoquemos o te equivoques siempre estarán a tu lado. Nunca dejes de buscar el sentido de tu vida.

No te canses de soñar, de ponerte pequeñas metas, de crear nuevos proyectos pues no sólo te mantendrán vital, sino que te ayudarán en tu autoestima. «Las personas que funcionan bien en este mundo son las que al levantarse por la mañana buscan a las personas o a las circunstancias que quieren, y si no las encuentran, las inventan»: basado en G.Bernard Shaw. Yo te digo: mira bien a tu alrededor, que ellas están más cerca de lo que crees.

Amelia Márquez. Cádiz