ESTADÍSTICA. El catalán promedia once puntos por partido.
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Navarro toma la NBA

'La Bomba'triunfa en Memphis y se labra un gran contrato de futuro

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A Juan Carlos Navarro le llamaban la bomba en las categorías inferiores del Barcelona por su peculiar parábola a una mano que ridiculizaba los intentos de tapón a cargo de pívots grandes como castillos. Y también porque su talento para jugar al baloncesto explotaba al rival que tocara cada tarde.

Navarro es bueno, muy bueno. Tiene técnica depurada, inteligencia táctica y dos recursos contundentes en ataque: el triple sin apenas esfuerzo -lanza desde abajo con los pies atornillados al parqué y gana tiempo para evitar al adversario- y el sutil tirito dentro de la zona que ya ha patentado para la posteridad. Las dudas que generaban su éxodo a la NBA llegaban de dos vertientes: una dudosa capacidad defensiva que corrigió mucho a las órdenes de Dusko Ivanovic y un cuerpo que en aquella Liga se presta a la compasión. 77 kilos para 1,91 metros equivalen a salir volando en cada contacto. Pero el escolta catalán cuenta, por encima de todas las cuestiones ligadas estrictamente al baloncesto, con un factor diferencial abrumador: la enorme confianza en sí mismo.

Al 'All Star'

La NBA llega al ecuador de su frenética travesía y Navarro ha sacado un notable alto en esta media temporada. Actúa veinticuatro minutos por encuentro con promedios de casi once puntos, dos rebotes y otras tantas asistencias. Su 42% en triples le eleva a los puestos de honor entre los tiradores y le han bastado cuatro meses para reivindicarse como una referencia de los Grizzlies. Su mentalidad firme le vale para no arrugarse ante el aro rival y sobreponerse a los dientes de sierra que supone su utilización por Iavaroni. Un día le pone quince minutos y al siguiente, cuarenta.

Su fragilidad física que podría afligirle en defensa queda atenuada por el deseo de mejorar las labores de contención. Navarro se esfuerza atrás, aunque el detonador lo conserva adelante. Resultaría imperdonable su ausencia durante el fin de semana de las estrellas para el partido entre novatos y jugadores de segundo año. El All Star se celebrará a mediados de febrero en Nueva Orleans. Ahí deberá estar, demostrando que pese a la deriva física del baloncesto, este juego se lleva en la cabeza y en las muñecas. A él no hay que decirle dónde debe colocarse en cada momento. Muchos que presentan músculos hasta en la lengua necesitan jugar con un libro de instrucciones.