Vázquez se alegra de que «el momento 'friki'' está en declive». / L. V.
PAULA VÁZQUEZ PRESENTADORA

«La prensa rosa siempre ha existido y a nosotros a menudo nos beneficia»

La modelo niega que se quitara unas costillas, «como dijo Lydia Lozano», y se queja de «lo crédulo» que es el público

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Empezó su carrera televisiva en Un, dos, tres, donde bailaba las coreografías de Chicho Ibáñez Serrador. Siempre tuvo claro que lo suyo era la comunicación en televisión. Dice Paula Vázquez que no le gusta mucho la fama por lo que tiene de embriagadora. Sin embargo, se siente cómoda en el formato de Cuatro Fama, ¿a bailar!, donde los concursantes aspiran a llegar a la cima.

-Ha empezado bien el año...

-Este formato me gusta especialmente porque al ver los castings me he sentido identificada con mis comienzos, cuando empecé en Un, dos, tres, cuando te daba lo mismo romperte una rodilla con tal de que te vieran.

-¿Siente añoranza?

-Era una época en la que todo esfuerzo era poco con tal de que se fijaran en ti. En cada participante de Fama hay una historia personal en su maleta, muchos luchan contra la incomprensión familiar porque hay mucha gente que cree que esa profesión, totalmente vocacional, no tiene futuro. Me gusta de este programa que no haya recompensa económica, sino una beca de formación.

-Usted, ¿cómo se formó?

-Yo siempre quise ser presentadora de televisión, pero entonces la mayoría de los que presentaban eran periodistas. No había una escuela para presentar entretenimiento y sigue sin existir en España. Así que toqué todas las teclas: bailé, presenté, interpreté. En diecisiete años he ido aprendiendo una carrera que no tiene título.

-¿Cómo aprendió a bailar?

-Con las compañeras de Un, dos, tres. Entonces trabajaba como modelo en Barcelona, me presenté a una selección, y aprendí de los coreógrafos y del cuerpo de baile del concurso. En las actuaciones no llegué más que hacer un poco de bulto, daba el pego.

- ¿Qué le da la cámara que tanto le gusta?

-No sé el veneno que tiene, pero engancha. Comunicar me fascina, pero también en mi vida, fuera de las cámaras. Al final, lo que me gusta es contar historias.

-Lleva diecisiete años en el medio. ¿Cómo cree que ha evolucionado?

-Ahora hay más donde elegir. Ya no se tiende tanto a captar a todos los públicos y los programas empiezan a especializarse en un perfil determinado de audiencia, incluso las propias cadenas. Ahora yo puedo seleccionar más las ofertas de trabajo.

-¿Hay programas que rechazaría presentar?

-Sí, los sensacionalistas.

-¿Y hay muchos?

-Empieza a haber menos. Pero me sigue llamando la atención lo crédulos que somos los espectadores. Por ejemplo, creerse que me quitaron unas costillas, como dijo Lydia Lozano. ¿Es una barbaridad! La crónica social siempre ha existido y a nosotros, en muchos casos, nos beneficia. Pero hay que distinguir entre la crónica social y el petardeo. Ha habido un momento friki insoportable en la televisión, aunque empieza a estar en declive. Hay gente nueva que ha entendido lo que el público necesita y dan otra vuelta a ese mismo argumento, como Sé lo que hicisteis....

«Exploto mi atractivo»

-¿Qué es la fama?

-Hay muchas famas, las deseadas y las que no son. En todo caso, te coloca en un escaparate donde puedes ser un objetivo a derribar. Muchas veces he dicho que, si me hubieran contado que la fama es esto, me hubiera dedicado a la radio.

-¿Puede emborrachar?

-Sin duda. Cuando eres famoso te suelen disfrazar el entorno con halagos y adulaciones. Tienes que ver todo eso con perspectiva. Es muy fácil volverse tonto.

-¿Ha sido un buen aliado su atractivo físico?

-Por qué decir que no. Empecé en el mundo de la moda, donde la imagen lo es todo. Yo creo que lo he sabido explotar porque no me considero una persona atractiva, pero sí que me saco partido. Coco Chanel decía que no hay mujeres feas sino vagas.

-¿El quirófano también ayuda?

- Quién soy yo para decir que no si me operé la nariz. No deja de ser peligroso y no sé si volvería a someterme a una anestesia general. Todo lo que pueda solucionarse con deporte y con la ayuda de tu propia autoestima, bienvenido.