Una trabajadora social asesora a jóvenes./ NR
Ciudadanos

El número de adolescentes que abortan en la provincia desciende por primera vez en 2006

Pese a ello, las asociaciones juveniles gaditanas alertan del aumento de las prácticas sexuales de riesgo a edades cada vez más tempranas 403 chicas de 10 a 19 años abortaron ese año, 72 menos que en 2005

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Los embarazos no deseados en chicas menores de edad son un problema en la provincia. Así lo demuestran los datos publicados por el Ministerio de Sanidad y Consumo, que indican que 403 adolescentes gaditanas de 10 a 19 años abortaron durante 2006. Sin embargo, fueron 72 menos que el año anteruir. Y por primera vez se rompió la tendencia al alza que habían experimentado los registros de interrupciones voluntarias del embarazo en la última década. Sólo de 2003 a 2005 el número de jóvenes gaditanas que decidieron abortar pasó de 386 a 475 (un crecimiento del 18%), mientras que el total de abortos practicados creció de 1.756 a 2.291. De nuevo en 2006, esta cifra bajó hasta los 2.100.

Pese a estos datos, cada día son más las chicas de 15 o 16 años que llegan a las consultas de planificación familiar pidiendo consejo porque se han quedado embarazadas, según lo corroboran algunas asociaciones de la provincia. Es el caso del Centro Juvenil de Educación para la Salud El Vivero, ubicado en Cádiz, que desarrolla talleres de orientación sexual en los centros escolares y y asesora a los jóvenes de la capital en el uso de anticonceptivos para promover las relaciones seguras. El objetivo es evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

Pero este mensaje está muy alejado de la realidad de los adolescentes gaditanos, que se inician en la sexualidad a edades cada vez más tempranas. Según explicó Manoli Paz, trabajadora social del centro El Vivero, la mayoría de las chicas mantienen su primera relación a los 14 o 15 años. «Pasar de esa edad sin tener relaciones no está muy bien visto entre los chicos y eso es un problema», aseguró.

La experiencia en el día a día de esta asociación demuestra que la mayoría de las chicas que atienden «tienen una importante falta de habilidades sociales y de autoestima, no saben decir que no y sufren también una falta de afectividad». «Muchas de las chicas no usan preservativos porque a sus novios no les apetece, no valoran los embarazos no deseados ni las enfermedades, conocen el Sida, pero lo ven como algo lejano, no les llega», reconoció Paz.

Pedir consejo

Como consecuencia, son cada día más las adolescentes que llegan a la asociación embarazadas y pidiendo información sobre la posibilidad de abortar. En estos casos se les informa de los supuestos en los que está permitida la interrupción del embarazo según la Ley Orgánica 9/1985. El primero de ellos es que el nacimiento del bebé suponga un riesgo para la vida, la salud física o psíquica de la madre. Debe ser un especialista diferente al que practique el aborto quien dictamine que existe este riesgo, pero en situación de urgencia puede prescindirse de este paso.

También se puede interrumpir la gestación cuando la mujer haya sido violada y cuando el bebé presente riesgo de nacer con severas deficiencias tanto psíquicas como físicas, circunstancia que debe estar acreditada por dos médicos diferentes al que realizará el aborto. En los dos primeros supuestos el aborto puede practicarse hasta la semana 12 de gestación, mientras que en el tercero se puede retrasar hasta la 22.

En el caso de las menores de edad, son sus tutores legales quienes deben autorizar la realización del aborto. Pero si es conveniente o no que las chicas pongan fin a su gestación se dictamina tras un examen psicológico. «Normalmente -aseguró la trabajadora social- quienes toman la decisión de abortar son las chicas pero la última palabra la tiene el tutor responsable. Y es que muchas chicas sólo ven la idea romántica de tener un bebé» y son los padres los que valoran si su hija tiene la madurez suficiente para asumir la maternidad.

Clínicas privadas

Todos los abortos que se practican en la provincia tienen lugar en clínicas privadas, ya que los médicos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) se niegan a realizar estas intervenciones acogiéndose a su cláusula de conciencia. Por lo tanto, las solicitudes que llegan al SAS son derivadas a alguna de las dos clínicas concertadas que existen en Cádiz, El Sur, ubicada en la capital, y Campo de Gibraltar, en San Roque.

El problema para algunas adolescentes cuyos padres no pertenecen al SAS sino a algún seguro privado es que no tienen cubierta la interrupción voluntaria del embarazo. «Estas chicas lo pasan mal, porque no sólo pasan por el trago de contarles la situación a sus padres, sino por el gran desembolso de acudir a un centro privado», reconoció la representante de la asociación El Vivero, quien considera que se «debería ampliar la cobertura del aborto también en los seguros privados». Sin embargo, la directora del Instituto Andaluz de la Mujer en Cádiz, Dolores Virués, aseguró que hasta el momento «se está cubriendo bien la demanda con los conciertos que existen con clínicas privadas y el servicio funciona de manera muy normalizada».

Para evitar que las adolescentes se vean abocadas a tomar la decisión de abortar, son muchos los colectivos de mujeres que reclaman a la Administración que haga mayores esfuerzos en la prevención de embarazos no deseados en menores de edad. Según Tatiana Sánchez, coordinadora de Asociación de Mujeres Progresistas de Cádiz y diputada provincial de Cultura, habría que promover «campañas divulgativas y una correcta educación afectivo-sexual adaptada a cada edad, además de facilitar el acceso a los métodos anticonceptivos». En su opinión, es necesario incrementar el número de centros de planificación familiar en la provincia.

rheredia@lavozdigital.es