APERITIVO. Caldera y Chaves acudieron ayer a El Manteca a tomarse unas tapas.
Ciudadanos

Un domingo laborable

El presidente, el ministro, la consejera y una corte de políticos acabaron el trabajo en festivo de tapas por La Viña

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No faltó nadie a la cita a pesar de que era domingo y primer día de Carnaval. La presencia en el acto de ayer bien merecía para muchos -sobre todo para los políticos- trabajar unas horas en festivo y acudir a la Delegación de Gobernación de la Junta como testigos de la firma que permitirá definitivamente la construcción del nuevo hospital de Cádiz. El salón de actos donde tuvo lugar la ceremonia, con capacidad para 200 personas, se quedó pequeño y numeroso público tuvo que permanecer de pie para escuchar las alabanzas, algo raro entre la clase política, que se brindaron la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, y el presidente de la Junta, Manuel Chaves.

Los preparativos en la plaza de España para recibir al cortejo de autoridades civiles y militares (faltó la Iglesia) empezaron pasadas las diez de la mañana con un dispositivo especial de seguridad y otro de grúa que retiró de la escena los vehículos que estorbaban en las inmediaciones de la Delegación. A pocos metros, la plaza de San Francisco relucía tras la Pestiñada del sábado y por la calle Fermín Salvochea olía a mediodía a puchero, mientras los vecinos se disponían a dar cuenta de erizos y ostiones.

La alcaldesa, Teófila Martínez, fue de las primeras autoridades en llegar y aclaró que venía «con los deberes hechos». El Ayuntamiento había modificado a tiempo el plan urbano para permitir la permuta y construcción del hospital. A su alrededor se juntó el concejal de Hacienda, José Blas Fernández, el concejal de Urbanismo y secretario provincial del PP, José Loaiza, y el secretario local de organización, Daniel Nieto. Mientras, los representantes del PP hacían su corrillo, el consejero de Empleo, Antonio Fernández, vestido de domingo, tomaba asiento cerca del titular de Turismo, Sergio Moreno. El portavoz del Gobierno regional, el socialista Enrique Cervera, móvil en la oreja, no paró de dar vueltas de un lado a otro. Al fondo del salón, la representación vecinal estaba expectante ante tanto político y el colectivo sanitario contó con una nutrida representación de jefes de servicio del Puerta del Mar, así como su mandos. Minutos antes de que entrara el presidente y el ministro, lo hizo la tropa de delegados provinciales: Hipólito García (Salud), Manuel Brenes (Educación) y Juan Antonio Blanco (Agricultura), entre otros. En la primera fila estaban los diputados socialistas Salvador de la Encina, Mamen Sánchez y Rafael Román. En un discreto segundo plano se encontraban el presidente de la Autoridad Portuaria, Rafael Barra, el jefe de la Demarcación de Costas, Federico Fernández, el presidente de la Cámara de Comercio, Ángel Juan Pascual, y el secretario provincial de UGT, Pedro Custodio. El delegado de Zona Franca, José de Mier, por razones del guión, tuvo que ocupar la mesa presidencial junto al secretario general de la Tesorería. Acudieron al acto, el delegado del Gobierno central en Andalucía, José López Garzón, el subdelegado en Cádiz, Sebastián Saucedo, y el delegado de la Junta, Gómez Periñán.

El acto protocolario duró poco más de media hora. Los discursos fueron claros. Había cierta prisa por terminar y disfrutar del ambiente carnavalero. Así, Chaves no dudó en pisar el centro y llevarse de mano a Caldera y a la consejera de Salud, María Jesús Montero, a tapear en El Manteca. La entrada en el mítico bar de La Viña fue una especie de carrusel de coros, pero con políticos. Aplausos, abrazos y cotilleos por lo bajini recibieron a la comitiva entre cañas y tapas.