BIZCO DURÁN

Ayer tuve un sueño

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De lo más tonto, quillo. Mira... Afinando, decía yo, blan blan. ¿Tos preparao?, ¡al lío!: El cuarteto gaditavanoo, se está perdievendoo y es una pe ve ve ve ve ve vena ¡Íu! El cuarteto gaditaano/ se está perdiendo/ y es una peeena,/ (blan blan)/ ya no se oye parodiá/ a los chiquillos por las esquinaaa, /ni a los mayores chingá (hihi hihi hihi hihi hihi hihi) / esos somieres se han perdío yaaaa/ ahora todo es el tomate y otros programas extravagantes/ (blan blan)/ el cuarteto no es asín y si ha nasío aquí,/ hay que llevarlo palante... / hay que llevarlo palante... Un poquito más,/ hay que llevarlo palante... ¡blan! ¡blan! ¡blon! ¡blin! ¡blun...! Joé, y parecía que no estaba alto el escenario del Falla. De cabeza fuimos tos a parar a butaca, que como estábamos ensayando la presentación no veas la de figurantes que llevábamos, tos por allí desparramaos, y en esto que se pone a gritar la Angelita, «No tocarnos!», «¡No tocarnos, que podemos tener algo roto!». Era la que más figurantes llevaba: el marío, la niña, el novio de la niña, el recién nacío, la hermana... Yo na más iba con mi Paqui (no había caío mal la Paqui, la boca en el brazo de una butaca tenía metía) y la niña, que al niño no le gusta el Carnaval. El Torre venía con dos o tres de la charanga, buena gente, pero por más que los miraba más convencío estaba que los había sacao de la carpa del Neolítico; con uno na más crucé una palabra, «Que dejes de mirarme ya, bizco», «Vale», le dije (¿qué le iba a decir?). Pero mira, la tontería de los sueños, nos había pasao como a San Pablo, que el porrazo nos había iluminao. «Ya estamos dentro», era la consigna, y dale con el no tocarnos, «¡No tocarnos, que podemos tener algo roto!», la hermana lo especificó mejó «¡No tocarnos hasta después de la final!». En esto que dice el encargao, «Tranquilos, que ahora viene un médico de San Rafael». Ahí estuvo bien el Torre, «De San Rafael no, que yo tengo un seguro privao», más nos iluminó todavía, dijimos tos a la vez, «Y nosotros, también tenemos un seguro de esos» (mi Paqui, como no podía hablar decía sí con la cabeza y movía la butaca arriba y abajo). El Antonio, el marío la Angelita, mira que es discreto, estuvo sembrao, «Un médico no queremos, queremos bocadillos». «Ya vais a estar todos en la calle», dijo el encargao. «Tú tócanos y me tiro al cuello...» Ahí me desperté, no veas la cara que puso esa mujer, ni los del Neolítico, no sé si era la niña del Melu o la del exorcista....

Pa mí que to esto ha hecho porque esa mujer ha aireao a los cuatro vientos lo de contarle a la alcaldesa lo del interné, que no he querío yo decir na, pero también estuve con el Spectrum tol día en la Plaza Mina, hasta que pasó mi chiquillo, «¿Qué haces?», «A ver si cojo una entrada», «Lo que vas a coger es una pulmonía». La verdad es que sí. Y encima me dice el camarero del Madrileño que el sistema había sufrío un ataque pirata, como yo le dije «¿Uno na más? ¿y lo que me habéis cobrao por enganchá el el Spectrum en el enchufe...?» (eso sí que fue un sabotaje... por eso no lo aireo, se vaya a enterá la Paqui).

Pero mira, ya por curiosidad, que voy esta mañana y le digo al que está en la puerta del Falla, «Voy a entrar, a ver cómo encajamos la actuación en el escenario», y me dice «Te quial al carajo, bizco, que ya ha llegao una con el mismo rollo. Ella y toa su familia, hasta un niño de teta traían, y se han pegao con loctite a las butacas... No veas lo que estamos penando, pa mi que van a ir este año disfrazaos de butacas, porque lo que son estas las vamos a tener que tapizar de nuevo...»

Por mi mare que me corroe la duda... pero está feo preguntarle a la Angelita si ha hecho ella.