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Obama ilusiona

El triunfo en Iowa de Barack Obama puede ser efímero y su sueño puede irse diluyendo el próximo martes en el estado de New Hampshire donde su adversaria Hillary Clinton tiene ventaja, según las encuestas. ¿O no!, ya veremos. La verdadera prueba de fuego vendrá en el supermartes del próximo 5 de febrero con varios estados en liza y donde las expectativas, para bien o para mal, comenzarán a definirse a la espera de los grandes estados como California, Nueva York o Florida.

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En el inicio de la larga carrera por la candidatura demócrata para optar a la presidencia de los Estados Unidos frente a un rival republicano que también ofrece muchas novedades, lo que está claro es que asistimos al fenómeno Obama que es capaz de ilusionar a la deprimida sociedad norteamericana . En pocas ocasiones el ciudadano norteamericano se había sentido tan desorientado, tan desilusionado, tan debilitado por la política de su Gobierno como ahora con la administración Bush. Las propuestas electorales de Obama, un afroamericano de 46 años, no están ligadas a una ideología de izquierdas, aunque pretende recortar impuestos a 150 millones de contribuyentes y subirlos a los más ricos; ni a una lucha de clases para reclamar más derechos para los negros; ni a grupos ecologistas que ejercen influencias inconfesables; sus apuestas por los inmigrantes con papeles, por la retirada de Irak en 16 meses, por automóviles con bajo consumo, por la firmeza frente a China y sus prácticas comerciales donde deben prevalecer las garantías laborales y medioambientales .

«La hora del cambio ha llegado», proclama con convicción y seriedad un joven candidato que tendrá que superar numerosos inconvenientes para lograr el milagro de ser el primer presidente negro en la Casa Blanca. Debe ganar credibilidad, la confianza de los ciudadanos en su capacidad de hacer lo que promete y lograr la evolución necesaria desde el movimiento espontáneo popular que le apoya hasta el respaldo de las estructuras del poder demócrata y del stablishment nacional. Hillary Clinton quiere ser la primera mujer presidente y no se lo va a poner nada fácil. Tiene los recursos, la experiencia y la consistencia política que le falta a Obama pero, también, los vicios que rechazan muchos votantes. De momento, Obama ilusiona.