El Rey Don Juan Carlos conversa con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero durante la celebración de la Pascua Militar. /AP
responde a la protesta de la iglesia

Zapatero subraya que el «ADN de la democracia» es no imponer la fe

El presidente del Gobierno rechaza el mensaje de los arzobispos Rouco y García Gasco y asegura que no tiene previsto revisar las relaciones con la Iglesia

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha afirmado que "el ADN de la democracia" consiste en no imponer la fe ni la moral ni las costumbres y ha manifestado su rechazo al mensaje de los Arzobispos de Madrid y Valencia, cardenales Antonio María Rouco Varela y Agustín García Gasco, en la concentración en defensa de la familia celebrada en Madrid el pasado fin de semana.

En una conversación informal con periodistas en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid, tras la recepción con motivo de la tradicional Pascua Militar, el jefe del Ejecutivo ha asegurado que no comparte "en absoluto" las manifestaciones de los dos arzobispos y ha incidido en que España desde hace 30 años sólo ha registrado progresos en el desarrollo de los Derechos Humanos, con leyes que sólo buscan avanzar en esta materia, es decir, ampliar derechos.

"Nadie puede imponer ni fe ni moral ni costumbres. Ese es el ADN de la democracia", ha subrayado el presidente del Gobierno, para después aclarar que ese principio rige la relación con la Iglesia y que cuando el Ejecutivo no está "muy de acuerdo" con sus pronunciamientos lo expresa "con contundencia". Así se ha referido a las declaraciones del arzobispo de Valencia, quien consideró en la citada concentración que medidas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto o el divorcio disuelven la democracia.

Valora las palabras de Blázquez

El líder del Ejecutivo ha señalado que los países más avanzados del mundo son aquellos que extienden los derechos de sus ciudadanos y ha realizado una valoración positiva de las últimas declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Ricardo Blázquez, que solicitó a los obispos que afronten las dificultades sin culpar a la derecha o a la izquierda. Zapatero ha asegurado que sus palabras fueron "razonables y sensatas".

En cuanto a una posible modificación de las relaciones con la Iglesia, Zapatero ha señalado que la revisión del Concordato "no está en la agenda" y que no se modificarán las relaciones ni con la jerarquía eclesiástica española ni con el Vaticano. Así, ha explicado que el Gobierno es partidario de mantener el diálogo y el consenso y que la Constitución establece que España es un país aconfesional y laico, característica que, a su juicio, representa un "pilar constitutivo de la democracia".

El presidente del Gobierno ha reivindicado asímismo la aconfesionalidad y la primacía de la sociedad civil y ha valorado negativamente que el PP haya decidido criticar al Gobierno por las declaraciones de los cardenales en lugar de defender que "la moral y la fe no se legislan".

Optimista pese a los datos económicos

Pese a los últimos datos económicos, que señalan un aumento del 5,27% en el número de parados en 2007, Zapatero se ha mostrado optimista y ha garantizado que el horizonte económico de España es "positivo", porque la industria y los servicios muestran "cifras alentadoras de inversión", se "normalizará" el sector de la construcción y en marzo comenzará a moderarse la inflación.

El presidente del Gobierno ha avanzado, además, que tras construirse en España cerca de 800.000 viviendas cada año, el sector se estabilizará en torno a las 500.000, una cifra "razonable para España". Ha señalado, asímismo, que el país seguirá creciendo y creando empleo y que, "a medio plazo, se superará el problema de la inflación", que en marzo comenzará a moderarse para llegar al 3%, según ha augurado.

En su opinión, el balance económico de la legislatura es "muy positivo" y los pronósticos deben ser tratados "con la moderación del momento en el que estamos", cerca de las elecciones, ya que algunos tienen más interés político que económico. Alcanzar un crecimiento del 3,8% a finales de 2007 y cerrar con un superávit de, "al menos", un 1,8% significa, según sus palabras, que la economía "va a un ritmo muy potente". Acabar la legislatura con tres millones de empleos nuevos es "un hecho objetivo", ha aseverado.