TEMPLO. El estudio de grabación de la banda, en la ciudad inglesa, es todavía lugar de peregrinación.
Cultura

El año Beatles

Liverpool será durante todo 2008 Capital Cultural Europea gracias al legado del mítico grupo inglés

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Desde los años 60 del siglo pasado Liverpool era uno de los grandes santuarios musicales del mundo. Este año, la cuna de los Beatles es además la Capital Europea de la Cultura, un título que comparte con la ciudad noruega de Stavanger. Quien visite la ciudad británica, además de rastrear los lugares míticos donde se forjó la leyenda del cuarteto mas influyente de la historia de la música popular, podrá disfrutar de un apretada y sugerente agenda cultural con más de 300 actos que arranca oficialmente el próximo día 11. Un programa concebido a mayor gloria de las estrellas locales, como el director de orquesta Simon Rattle o el regreso de los dos Beatles vivos -Ringo Star y Sir Paul McCartney- y que tendrá su cita estelar en The Liverpool Sound .

No faltarán en Liverpool los peregrinos que se deleiten en la evocación de los escarabajos en lugares como el Cavern Club o el pub White Star, el famoso callejón del penique o los campos de frambuesa inmortalizados en canciones como Penny Lane y Strawberry fields forever, además de las casas de John, Paul, George y Ringo o el instituto donde trabaron amistad. Un Liverpool que también fue decisivo para las carreras de los Rolling Stones, los Who y los Kinks, bandas que se presentaron en la céntrica Mathew Street.

El milagro de Benítez
Los españoles serán especialmente bien recibidos en una ciudad que adora nuestro país desde el aterrizaje de Rafael Benítez, el mago del fútbol que ha devuelto a los reds el prestigio perdido. Tanto que al equipo de fútbol de la ciudad se le conoce como los spanish reds. Benítez les hizo campeones de Europa y recuperó el prestigio liguero de un equipo que tiene hoy en su plantilla a cracks españoles como el madrileño Fernando Torres, el tolosano Xabi Alonso y el cordobés Pepe Reina. En el otro equipo de la ciudad, el Everton, la estrella es también española, el donostiarra Arteta.

El equipo de fútbol es quizá el símbolo más elocuente del resurgir de hasta hace nada deprimida ciudad portuaria del noroeste de Gran Bretaña, hoy una pujante urbe de más de medio millón de habitantes que fue sistemáticamente olvidada por el Gobierno de Londres. En especial en la era Tahtcher, cuando los gabinetes conservadores miraban con desconfianza y no oculto recelo a uno de los graneros del voto laborista.

Phil Hughes es hoy el alcalde del renacido Liverpool y está orgulloso de que la cultura haya sido el motor de un cambio radical que ha colocado a la ciudad que baña el río Mersey en el circuito cultural internacional. Tiene una reputada bienal de arte moderno, una pujante nómina de galerías de arte y museos, y una no menos activa filarmónica que ha hecho de Liverpool la segunda ciudad más activa culturalmente del Reino Unido.

Una ciudad que ha recuperado para la cultura barrios degradados como el portuario en torno al Dique Alberto, que cuenta con una Tate que mira sin complejos a su hermana londinense, museos como el Marino de Merseyside que recorre la historia de la navegación, o el Internacional de Esclavos que recupera la oscura historia del que fuera un importante puerto esclavista.

Una ciudad hoy orgullosa de su pasado que ha hecho del estadio de Anfield una de las catedrales del fútbol mundial. De Anfield se enseñorean los Liver birds símbolos casi milenarios de la ciudad que están en las camisetas y la banderolas del club de Rafa Benítez.

Bastante más al norte se sitúa Stavanger, ciudad también portuaria y marinera, la cuarta de Noruega, volcada históricamente en la pesca del arenque y que protagonizó un milagro económico gracias al oro negro, el petróleo del Mar del Norte. Sus poco más de 100.000 habitantes -la quinta parte que Liverpool- quieren situar en el mapa aprovechando la reciente designación de la capitalidad cultural. Desde que Atenas abriera la serie en 1985, la Comisión Europa asigna una capitalidad cultural que en 1999 se desdobló para ser compartida por al menos dos ciudades, en consideración a la ampliación de la UE hacia el este. Liverpool y Stavanger toman este año el testigo de Luxemburgo y de la ciudad rumana Sibiu. Está previsto que sea hasta 2019, cuando de nuevo se retornará al una capitalidad única. Tras Madrid, Salamanca y Santiago de Compostela, la designación no retornará a España hasta 2016, año en que una ciudad polaca compartirá con España una capitalidad a la que aspira Zaragoza.