Sociedad

Las costuras de la Bahía

Esther Ruiz de Quintanilla se hace con el primer premio del I Certamen de Jóvenes Diseñadores de la provincia de Cádiz

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Los felices años 20, la cultura árabe, cartas de amor, hadas y hasta el mismísimo Miró dieron luz y color a I Certamen de Jóvenes Diseñadores de Moda de la provincia de Cádiz celebrado el pasado viernes en el Casino Bahía de Cádiz de El Puerto.

Los nervios estaban presentes entre bambalinas. Las modelos corrían de un lugar a otro en busca del zapato que les faltaba, el tocado o esperando el último toque de colorete. Y todo salió a pedir de boca. El brillo en los ojos de los diez finalistas de este certamen daba cuenta de que los meses de esfuerzo estaban dando resultado. Una infinita escalera se llenó de los más diversos contenidos, colores y tejidos fruto de los meses de trabajo de estos reyes de la moda.

«Por su originalidad, perfecto acabado, confección y por haber provocado el mayor de los silencios entre el público» -cuando una de las cuatro modelos que lucieron sus creaciones reinó en la pasarela cual dama de la guadaña, recordando la estrecha relación que existe entre la medicina y la muerte-, el jurado otorgó el primer premio del concurso -600 euros y una estatuilla del escultor del barrio del Pópulo Antonio Sánchez- a la gaditana Esther Ruiz de Quintanilla, que no podía creer la elección. Una obra inspirada en representaciones gráficas de la medicina de diferentes culturas, en la que se recogen advertencias y señales dejó boquiabiertos a jurado y público.

La diseñadora con lágrimas en los ojos apenas podía sostener el trofeo en sus manos, las mismas que se han llevado varios meses confeccionando los modelos que sorprendieron a los presentes, gracias también al buen hacer de las jóvenes maniquies que bajaron por la que será, a buen seguro, una de las escaleras más largas de su vida.

El látigo, complemento de una de las creaciones de la puertorrealeña Soraya Cabeza, también marcó la decisión en el jurado. La sala se quedó impregnada del futurismo que caracterizó su obra, en la que se mezcló lo folclórico con lo casual y deportivo, algo nunca visto en pasarela y que fue merecedor del segundo premio, valorado en 450 euros.

La dulzura de Analó Holgado también se mereció el reconocimiento del jurado. Las inocentes lolitas del mito de Nabokov se adueñaron de las escaleras del casino. Preciosos vestidos marineros inspirados en el aire infantil trasladaron a los asistentes a las edades más remotas, en las que la mayor ilusión era conseguir una chuchería. Candidez y erotismo desprendían los modelos presentados a concurso por la joven diseñadora serrana, que desde Villamartín consiguió subir al tercer peldaño de los galardonados recibiendo 300 euros y estatuilla.

El resto de finalistas no sintieron dolor por no estar entre los galardonados. Muy al contrario, felicitaron a sus compañeros ganadores y resaltaron la importancia de haber llegado, después de realizar tantos patrones y confecciones, a una final que a muy buen seguro, los elevará en el complejo mundo de la moda.

Quizás en este mundo también haya sitio en un futuro para una jovencita que con apenas tres años desfiló por primera vez en una pasarela en la que decenas de ojos vigilan todo los detalle. Fue en un descanso y el atuendo que lució para la ocasión -un chándal propio de la edad- no participaba en el concurso. Ni siquiera ella estaba llamada a ser una de las protagonistas de la noche, de no ser por que el presentador de la gala se fijó en su dulzura. Mostró madera de modelo y una talla -cosas de la edad- impropia de un certamen que se convirtió además en un alegato contra la anorexia y la bulimia, a través de unas bases que recogían la necesidad de plasmar la creación de los jóvenes diseñadores gaditanos en tallas saludables (de la 38 a la 44).

Pero no fueron estas las únicas sorpresas y es que una joven del público recibió una invitación para cambiar radicalmente de look ante el asombro del resto de asistentes. En menos de diez minutos, mientras el jurado deliberaba el esperado resultado, las peluqueras convirtieron a Sandra en una auténtica top model.

Fue una noche difícil con la que muchos cumplieron el sueño de ver por fin a sus propios hijos sobre el escenario. Pero compleja fue la jornada sobre todo para el jurado formado por Luisa López, profesora de costura de la Escuela de Cádiz, Cristina Díaz, profesora de dibujo, los diseñadores Manuel Odriozola y Ana Sánchez, y las dos representantes de las administraciones que colaboraron en el patrocinio del certamen junto con Cajasol. La coordinadora del Instituto de la Juventud, Rosa Caro, y la diputada provincial del área de Igualdad, María Nadal, tuvieron que decidirse entre los abanderados del futuro de la moda de una bahía que ayer ya mostró sus costuras más nuevas.