TRIBUNA

Ríete de tu sombra

La ciudad alemana de Maguncia (Mainz) ostenta el privilegio de disfrutar del Carnaval mas largo del mundo. Las fiestas en honor de Don carnal y Doña Cuaresma se inician a las once horas y once minutos del día once del mes once. En esta ciudad, capital de la Renania-Palatinado, existe una columna en cuya base se representan todos los poderes. Una tiara representa a la Iglesia, una corona al Rey, una celada al Ejército y un gorro de bufón al Pueblo.

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La risa es una modalidad expresiva propia, única y exclusivamente de la especie humana. Podemos considerarla una poderosa forma de comunicación, mejor incluso que el más grandilocuente de los diálogos. De la risa sabemos, que es por definición «una manifestación de alegría que consiste en contraer ciertos músculos de la cara que estiran los labios dejando a la vista los dientes y dando una expresión única y particular de los ojos». Reír es una manifestación concreta de procesos cerebrales producidos por factores químicos y otros afectuosos.

El buen humor es bueno para nuestra salud física, previene el estrés, proporciona sentimientos de alegría y favorece las expresiones innovadoras. La risa se convierte así en un importante «recurso terapéutico».

En un artículo publicado en la prestigiosa revista médica Medicina Clínica, el Dr Jaime Sanz Ortiz, Jefe del Servicio de Oncología Médica y Cuidados Paliativos del Hospital Marqués de Valdecilla, confirmaba que «el compartir sonrisas en los momentos adecuados puede ser un poderoso antídoto que sirve tanto al profesional sanitario como al paciente en los momentos más difíciles». La risa es contagiosa, de modo que la sonrisa del profesional sanitario terminará afectando positivamente a la persona enferma.

Ante la risa todo son beneficios. Este sano ejercicio levanta el ánimo, reduce el riesgo de determinadas enfermedades, crea un ambiente familiar mucho más feliz, mejora las relaciones laborales, nos sirve como excelente tarjeta de presentación ante los que nos rodean, demuestra un equilibrio personal de bienestar y felicidad, y contribuye a mejorar y equilibrar nuestro pensamiento.

Desde el punto de vista fisiológico aumenta la secreción de adrenalina, lo que potencia la creatividad y la imaginación. Al reírnos, nuestro cerebro segrega «endorfinas», un neurotransmisor cerebral que aumenta la sensación de bienestar y actúa como un potentísimo analgésico. Aumenta la oxigenación de nuestros tejidos y tonifica la musculatura del rostro, evitando así las tan odiadas arrugas. Cuando tenemos una carcajada más de 400 músculos de nuestro cuerpo entran en funcionamiento, lo que equivale a la realización de un importante ejercicio físico.

Está demostrado que el buen humor inmuniza contra la depresión y la angustia. Aquellas personas que no poseen sentido del humor parecen estar predispuestas a enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Con el devenir de los años vamos perdiendo esa capacidad de reírnos, creyendo que la seriedad puede inculcar formalismo a nuestras acciones. Para el experto Robert Holden, autor de publicaciones relacionadas con la consecución de la felicidad, «la risa es una plaga contagiosa y que crea alta dependencia: cuando alguien empieza es difícil de parar»

El poder establecido ha tenido siempre en cuenta que la risa es un arma contra la que nada puede hacer. El intento de eliminarla de los sentimientos humanos y sustituirla por el miedo ha sido el objetivo fundamental de todos los poderes totalitarios.

El famoso libro de Umberto Eco El nombre de la rosa nos relata la historia de unos asesinatos misteriosos que se producen en una abadía benedictina, a la que tiene que acudir Fray Guillermo de Baskerville para su esclarecimiento. El móvil de los mismos es un extraño libro custodiado en la biblioteca del monasterio escrito por Aristóteles y que es un «Tratado de la Risa».

Sin caer en la hilaridad, el tomarnos las cosas cotidianas con sentido del humor puede nos puede convertir en mejores.

Hagamos buena la máxima de Mark Twain «el arma mas eficaz de la raza humana es la risa».