Abuso de la inocencia

a decisión de la Generalitat catalana de asumir la tutela de una niña de cinco años que, por segunda vez en pocos meses, presenta indicios de haber sufrido una agresión sexual es una medida ineludible para devolverle la sensación de seguridad en este momento. El hecho de que las autoridades piensen que los agresores podrían no pertenecer al círculo más próximo a la misma tampoco exime a sus padres y familiares de la responsabilidad que hayan podido contraer al no garantizar la integridad de una criatura tan indefensa, especialmente después de que en el mes de agosto se evidenciara la primera agresión. La aberración que supone el caso constituye una nueva llamada de atención a los responsables sociales para prevenir o detectar cualquier agresión contra menores.