Jerez

Valientes sin nombre

La plaza Madre de Dios fue el escenario, el pasado lunes, de un suceso de esos que te devuelven la confianza en el ser humano. Resulta que dos mujeres fueron atracadas en el cajero automático de una entidad bancaria. El asaltante las amenazó para exigirles el dinero que acababan de sacar. Cualquiera podemos hacernos a la idea de lo que debieron sentir esas buenas señoras en ese momento, algo para lo que sólo es necesario que nos pongamos en su pellejo. El miedo, la rabia y los nervios debieron apoderarse de ellas sin dejarlas reaccionar y obligándolas a ceder ante a las exigencias del atracador.

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Pero, afortunadamente, unos ciudadanos pasaban por allí en ese momento y presenciaron la escena. No volvieron la cara hacia otro lado como si nada. Se lanzaron hacia el delincuente en cuestión y lo retuvieron hasta que llegó la Policía Local, evitando así que las mujeres fuesen finalmente atracadas y quién sabe si incluso agredidas en caso de haberse negado a darle al delincuente el dinero que acababan de sacar del cajero automático. Uno se pone en la misma situación y quiere pensar que actuaría igual y que acudiría también en auxilio de las víctimas. Pero siempre queda esa duda, la duda de si sería capaz o de si, por el contrario, el miedo acabaría imponiéndose. Y es que, como suele decirse, la valentía consiste en superar un miedo, algo de lo que no todo el mundo es capaz.

No ha trascendido la identidad de esos valientes. Pero me han devuelto la convicción de que sigue existiendo buena gente por el mundo, personas que son capaces de dejar a un lado los miedos para ayudar a los demás.