CÁLCULO. Los coches más pesados tendrán que disminuir más las emisiones. / EFE. ARCHIVO
Economia

La CE exige a los fabricantes de vehículos que reduzcan un 19% su emisión de CO2

El precio medio de los automóviles subirá 1.300 euros, pero en toda la vida del coche el comprador ahorrará 2.700 euros en combustible por la mejora de los motores

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La Comisión Europea presentó ayer su propuesta para que los coches en Europa sean menos contaminantes y, como con los viejos cualquier intento en esta materia sería fallido, el objetivo son los nuevos y que a partir de 2012 reduzcan la actual emisión media de 160 gramos de monóxido de carbono (CO2) por kilómetro recorrido a tan sólo 130 gramos, casi un 19% menos.

Bruselas calcula que la medida supondrá una reducción total de las emisiones de CO2 del sector del transporte a la atmósfera de un 19% una vez que se consiga llegar a una disminución de las emisiones de los coches nuevos a 120 gramos/kilómetro, lo que se conseguiría con la mejora añadida de la eficiencia de los combustibles en materia de contaminación.

El comisario europeo de Medio Ambiente, Stravos Dimas, explicó ayer que esta nueva normativa, que aún debe recibir el visto bueno del Consejo y del Parlamento Europeo, supondrá que los coches nuevos se encarecerán una media de 1.300 euros, aunque habrá un ahorro de combustible equivalente a 2.700 euros a lo largo de toda la vida del coche por la mayor eficacia de los motores.

El planteamiento de la CE es que los coches más pesados tendrán que reducir más las emisiones de CO2 que los más ligeros, ya que contaminan más, mediante un cálculo matemático. Los fabricantes que no cumplan con los objetivos que se les impongan tendrán que pagar unas sanciones progresivas de 20, 30, 60 y 95 euros anuales por cada gramo de más que emitan sus vehículos entre los años 212 y 2015.

Alemania pierde

Los fabricantes podrían decidir incorporar estas sanciones en el precio final de modo que el que más contamine más pague aunque, al tratarse en este caso de los vehículos de gama alta, el elevado poder adquisitivo de los compradores no haría probablemente que se frenase la demanda.

Porsche es el constructor que tendrá más deberes que hacer en este terreno, ya que sus coches emiten de media 282 gramos de CO2/kilómetro, mientras que los utilitarios de PSA Citroën tan sólo lanzan 142 gramos.

El peso es uno de los parámetros directamente relacionados con las emisiones, por lo que los constructores alemanes, que son los que fabrican los coches más grandes y por tanto más pesados de toda Europa, son lo que han recibido de manera más negativa la propuesta de ayer de la Comisión Europea. Hasta tal punto ha llegado la oposición del Gobierno alemán a la medida que el comisario europeo de Empresa, el alemán Günter Verheugen, no compartió la tribuna de prensa con su compañero Dimas, tal y como estaba previsto, por estar en total desacuerdo con la decisión del Colegio de Comisarios.

La propia canciller alemana, Angela Merkel, normalmente defensora de los proyectos de lucha contra el recalentamiento del planeta, cambió ayer el tercio y aseguró que «se está haciendo una política industrial en perjuicio de Alemania, por lo que no estamos nada satisfechos con el resultado». Su portavoz fue más allá y calificó el proyecto de «totalmente equivocado y desequilibrado al poner en riesgo la innovación de la industria del automóvil, amenaza empleos y no representa un instrumento eficaz en materia de protección climática».

Frente a las feroces críticas que provinieron ayer de Berlín, el silencio desde las dos capitales que salen beneficiadas de que la propuesta de reducción de emisiones se vincule al peso, París y Roma, cuyos fabricantes de automóviles están especializados en pequeños vehículos que contaminan mucho menos que los alemanes. El Renault Clio, por ejemplo, emite sólo 139 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, frente a los 176 gramos del Volkswagen Golf.

Desde la patronal europea de constructores de automóviles (ACEA en sus siglas en inglés), su Secretario General, Ivan Hodac, aseguró ayer que «la decisión de la Comisión Europea no está equilibrada y que el nivel de las multas o penalizaciones es totalmente inaceptables, ya que es cien veces superior al que pagan otras industrias por contaminar dentro del mercado europeo de emisiones de CO2».

Todo apunta a que se avecina un enorme debate en Europa a cuenta de quién tiene que pagar más por contaminar, en el caso de los coches, ya que con la propuesta de ayer serían los fabricantes alemanes. Sin embargo, se da la circunstancia de que precisamente Alemania es uno de los países que más aporta al conjunto del Presupuesto de la Unión Europea, por lo que podría considerar que no es justo que, además, se discrimine a su industria de este modo, frente a la de otros países europeos.