Alierta sitúa a un amigo de Zapatero y a un afín a Aznar en la cúpula de Telefónica

Conmoción en Telefónica, la primera compañía española por resultados. El consejo de administración de la operadora, que aprobó ayer el nombramiento de Julio Linares como consejero delegado, supo de la sorprendente salida de la empresa de Antonio Viana-Baptista, un alto ejecutivo de larga trayectoria, y dio el visto bueno a su sustitución como responsable de Telefónica de España por Guillermo Ansaldo.

En una decisión más polémica, el órgano de gobierno refrendó la decisión del presidente César Alierta de promocionar al consejo y a su comisión delegada -la cúpula de poder en la operadora- a Manuel Pizarro y Javier de Paz. Los dos lo hacen con carácter de consejeros independientes y ocuparán los puestos de Enrique Used y Maximino Carpio.

Pizarro es un profesional próximo al PP, que fue presidente de Ibercaja y síndico de la Bolsa, a quien José María Aznar sentó en la presidencia de Endesa. En la eléctrica protagonizó una numantina defensa frente a la OPA de Gas Natural, y es un inspirador de la política económica de los populares. De Paz fue secretario de las Juventudes Socialistas y es amigo personal de José Luis Rodríguez Zapatero.

En una iniciativa que fuentes de la operadora reconocen como «estrictamente personal», César Alierta sienta en el consejo a Manuel Pizarro, aragonés como él, y que, como él, recibió el encargo de presidir una empresa recién privatizada. El Gobierno de José María Aznar 'colocó' a Alierta en Tabacalera, a Pizarro en Endesa, a Francisco González en Argentaria y a Alfonso Cortina en Repsol. Si Pizarro fue 'compañero de pupitre' de Aznar, el otro nuevo consejero independiente de Telefónica, Javier de Paz, comparte cancha de baloncesto con el presidente de Gobierno. Tras una carrera política que culminó con su elección como secretario general de las Juventudes Socialistas, De Paz fue elegido dirigente de la Unión de Consumidores de España y luego designado director general de Comercio Exterior. El Gobierno socialista de Zapatero le encomendó la presidencia de Mercasa, la empresa pública que coordina la actuación de los mercados centrales de abastecimiento.

Antonio Viana Baptista, hasta ahora máximo responsable del negocio de Telefónica en España y que durante una década había escalando puestos de cada vez mayor calado -el portugués fue el encargado de Latinoamérica, y consejero delegado de Móviles, entre otros cargos- abandona la compañía «a petición propia y por razones personales». Su salida es el dato más inesperado de la remodelación.

La elección de Linares estaba mucho más clara, y resulta lógica la promoción de Ansaldo, hasta ahora consejero delegado de Telefónica de España. Incorporado a Telefónica Argentina en 2000, fue estrecho colaborador del nuevo 'número dos' de la operadora en años posteriores. Linares, el nuevo consejero delegado, ha desarrollado toda su carrera profesional en Telefónica. Se curtió en las áreas tecnológicas y en el negocio nacional, ha promovido la integración fijo-móvil y en los últimos tiempos era el encargado de diseñar las estrategias de futuro y de exponerlas en foros económicos y reuniones con analistas e inversores. Alierta cede poderes.