MEMORIA VIVA. Elena Diego, ayer en Cádiz. / FRANCIS JIMÉNEZ
ELENA DIEGO VICEPRESIDENTA DE LA FUNDACIÓN GERARDO DIEGO

«Nunca he sabido si el poeta estaba detrás de la persona o era al revés»

La hija del escritor clausuró ayer el Congreso de la UCA en homenaje a su padre y evocó su faceta más íntima

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Elena Diego, retraída y un punto distante, paseaba ayer por la Facultad de Filosofía y Letras con el bloc gris en el que guarda las notas breves, mínimas, que usa para darle el pie a la memoria. La hija de un poeta sabe de la importancia del lenguaje, y por eso mide la palabras con precisión de artesana, marca las comas y respira en los puntos. Casi escribe, sin quererlo, su propia entrevista.

-¿Quién era Gerardo Diego?

-Era un hombre. Y también un poeta. Nunca he sabido si el poeta estaba detrás de la persona o más bien era al revés. En cualquier caso, no importa demasiado el orden de los factores. Igual que su poesía era intensa y caleidoscópica, así también era mi padre: aspiraba a atrapar el mundo en todas sus facetas, en todos sus matices, músicas, colores y formas. El hombre y su poesía también compartieron la espiritualidad como el eje central en torno al que hacer girar la vida, la palabra, el pensamiento.

-Usted suele recurrir constantemente, a la hora de definir a su padre, a los dos mismos adjetivos: tímido y apasionado.

-Sí, aunque suene paradójico. Escondía su pasión detrás de una gran coraza, aunque tenía un mundo interior tan complejo que disfrutaba o más bien necesitaba contárselo a los demás y a sí mismo.

-¿Qué recuerda del escritor?

-Para escribir se encerraba en su despacho. Cuando salía era mi padre. Aunque intentaba que ambas facetas no se mezclaran en casa, lo cierto es que recuerdo vivamente cómo, a veces, se desentendía de todo lo que lo rodeaba, guardaba silencio, y todos sabíamos que estaba ausente, inmerso en su mundo, aislado de los demás.

-¿Tiene el lugar que se merece?

-El tiempo y la historia acabarán equilibrando la balanza en favor de quienes se lo merecen. ¿Cuál es el lugar de mi padre? Estoy demasiado próxima a su figura para hacer un juicio objetivo.

-¿Qué poema suyo no se quita de la cabeza?

-Imposible elegir uno. Todos los que tienen que ver con la familia, en especial los de La Fundación del Querer. Recrean esa relación tan particular entre mis padres, esa cálida intimidad.

-Cuando pasen los fastos del 80 aniversario, ¿otra vez el olvido?

-Todo esto es muy mediático, pero necesario hasta cierto punto. Si sirve para avivar la curiosidad de algunos lectores y conseguir que se aproximen a la obra de mi padre o del resto de compañeros de la generación, bienvenidos sean los actos y las conmemoraciones. Si se hacen con el corazón y la dedicación que le han puesto la UCA a este Congreso, no tengo más que palabras de agradecimiento. Luego, habrá que seguir preocupándose de que su memoria siga viva.