Artículos

Alonso y la boda del massa

El comesalchichas y el calvo de «si parpadean, se lo pierden» están de enhorabuena. Alonso no se va a tomar un año sábatico por lo tanto el tal Antonio Lodató (por el asturiano se entiende), tampoco. Los alumnos de las universidades que habían escogido como optativa recambio de neumático en Gran Premio de Fórmula 1 le van a sacar partido a sus créditos. Se van a poder seguir reuniendo con sus amigos para evaluar (que gran palabra) como lo hacen los mecánicos de Renault. España está contenta. Hace 20 años cuando a algún aficionado al deporte le hablaban de Renault rápidamente lo asociaba con el equipo ciclista donde corría el mítico Bernard Hinault.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los padres que se gastaron los cuartos en los monos azules y amarillos ven con satisfacción como sus niños vuelven a rescatarlos de sus armarios. Y lo que se van a vender ahora. En Cádiz le harán sombra hasta a las camisetas azules y amarillas. Con lo novelera que es la gente. Ya nadie se acordará del tal Hamilton que por cierto también es apellido de ciclista. McLaren hecho una mierda, tanto el equipo automovilista como el seleccionador británico, que ya tiene sustituto, Fabio Capello. Lo mismo éste tiene algo que ver con Ferrari. Qué lío me estoy haciendo por culpa del circo de las cuatro ruedas.

Y Alonso, ¿tendrá publicidad del Santander? Le vendría bien porque el azul y amarillo casa divino con la ciudad de moda. Lo digo sobre todo, porque en Cádiz tenemos una alcaldesa montañesa y un cabeza de lista al Congreso también de allí.

La Fórmula 1 está de moda. Hace tres semanas se casó un tal Massa y los periódicos le dedicaron un espacio impensable hace unos años. El automovilismo dentro de un tiempo volverá a no importarle a nadie y en Cádiz el único casamiento que se recordará es el que celebraron en el Falla el Massa y el Peña.

Más claro, calvo.