PINCHITOS MORUNOS

Las albóndigas prietas

Dicen que un flechazo surge en un sitio cualquiera, cuando menos te lo esperas... con las albóndigas prietas pasa lo mismo. Al igual que los capillitas de Cádiz se vuelven locos con una coronación y un peperiano ve la bandera de España y se le pone la cara rajoygualda de fervor patrio, los que somos de comé y menos fervorosos nos volvemos locos cuando encontramos una versión sublime de un clásico, con una sinfonía de Bethoven pero metía en tomate, unas albóndigas coronadas en salsa de tomate.

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La albóndiga prieta es una especie en extinción. Desde que las ventas de la provincia de Cádiz han abandonado el plato de loza blanca o el siempre recordado duralex modelo plato hondo, y han abrazado el minimalista plato cuadrado. Desde que en las ventas han empezado a cortar la lechuga chiquitita, la albóndiga prieta ha dejado de ser habitual en las mesas y su variedad de metía en tomate pues practicamente era como el buitre leonado, especie en extinción.

El flechazo prieto tuvo lugar en San Fernando, y es verdad que nunca sabe uno cuando aparecerán las albóndigas metías en tomate de tu vida... porque fue en una marisquería, al mediodía, estaba nublao y corría un poquito de relente (se recomienda abriguito). En la terraza habíamos pocos. El frío invierno siempre invita a mojar pan y opte por las albóndigas. Digo el sitio por si ustedes quieren peregrinar: la marisquería La Mar de Fresquita, a la entrada de San Fernando. Estrella michelín no le darán, pero estrella albondiguil tiene el bar lo menos cuatro.

Llegaron calentitas e inmeditamente hice la prueba del miajón que consiste en una primera aproximación al plato por el método de mojado de pan en la salsa. Mojé tres veces, como una versión de Judas Iscariote pero en albondiguismo, y ya emocionado y con un lógico tembleque en el tenedor, fruto sin duda del flechazo prieto, me acerqué a la albóndiga que se resistió a ser cortada, síntoma inequívoco de que estabamos ante un ejemplar prieto.

La albóndiga prieta es aquella en la que no cabe lugar para el pan rallao. Solo hay carne y es, además, ecológica y buena para evitar el cambio climático ya que no hay nada de desperdicio. Para colmo, aquellas albóndigas prietas todavía me darían más alegrías. Navegando entre el tomate, encontré sumergidas unas patatitas fritas. Me puse de rodillas y dije Ave María Purísima (celebración del día de la Inmaculada) y ella me contestó más que purísima, riquísima... hagánse en mí tres o cuatro fuentes.